Fundadora de Amnistía Internacional-España y directora de la Oficina de Derechos Humanos de Asuntos Exteriores

Oviedo, E. F.-P.

Silvia Escobar resume, concisa y eficazmente, su trayectoria profesional, que es a la vez un compromiso con los derechos humanos. «Pasé de una organización no gubernamental a una paragubernamental y finalmente al Gobierno». Eso significa que empezó en Amnistía Internacional, de cuya delegación española fue la primera presidenta, se marchó para ocupar un alto cargo en la dirección de Cruz Roja y acabó en el Ministerio de Asuntos Exteriores, como directora adjunta de la Oficina de Derechos Humanos.

-Usted fundó Amnistía Internacional en España.

-Asistimos, como observadores, a nuestro primer congreso en la sede del Consejo de Europa, en 1976, y allí recibimos el primer aplauso a la España democrática. Éramos cuatro: el arquitecto David McKey, el sacerdote Manuel Casanoves, un estudiante, Santiago Nadal, y yo. Fuimos muy pioneros. Lo de Amnistía Internacional es increíble, uno de los grandes éxitos del siglo XX. Yo me involucré como voluntaria, me costó dinero; luego me incorporé a Cruz Roja.

-¿Y cómo han avanzado los derechos humanos en estos años?

-Asistimos, en los setenta, a una época de establecimiento de normas internacionales, la aprobación del convenio de derechos económicos internacionales en el 76, la convención de los derechos de la mujer, de los derechos del niño, de personas con discapacidad... Ahora el reto es la puesta en práctica de esas normas.

-Se diría que muchos países no están en disposición de hacerlo.

-En Viena quedó bien definido que existe una responsabilidad común en la aplicación de esos derechos y, algo muy importante, como manifestó Kofi Annan, la relación entre derechos humanos, seguridad y desarrollo. Es importante tener siempre presente que la democracia es la gran amiga de los derechos humanos.

-Demasiadas organizaciones, piensan algunos.

-A lo mejor hay una proliferación, pero ellas llegan donde los gobiernos no llegan. Tenemos el caso de los defensores de los derechos humanos, gente que está en peligro por esa causa; los países europeos tienen programas de acogida y delegan en organizaciones no gubernamentales esa tarea. Quizá haya que poner orden para que no se dupliquen esfuerzos inútilmente. Ha habido abusos, como se puso de manifiesto en la conferencia de Durban. La acreditación de organizaciones no gubernamentales hay que cuidarla mucho. Las hay que dependen de los gobiernos y hay grupos de presión con apariencia de organizaciones no gubernamentales. Amnistía Internacional siempre se ha financiado con su propio dinero y eso es importante porque, es indiscutible, el que paga manda.

-Los gobiernos son muchas veces enemigos de los derechos humanos.

-Es su obligación mantener y garantizar su cumplimiento aunque ciertamente no siempre es así, pero no son sólo los gobiernos, hay otros grupos que atentan contra los derechos humanos, como los terroristas.

-¿Dónde es mayor la vulneración de los derechos humanos?

-En las zonas en conflicto, en especial para la población civil. Las mayores víctimas de las guerras son los civiles, no los soldados. Y la pobreza... Es un ataque muy flagrante, en una situación de pobreza inevitablemente hay una serie de derechos conculcados.

-¿Qué opina del ataque del Ejército israelí a la flotilla de la Libertad?

-Me remito a la declaración del Ministerio. Hay una investigación en curso y no soy yo quien va a ayudar a aumentar la controversia.

-Y España, ¿qué tal anda en derechos humanos?

-Es un país donde se respetan, aunque ese es un asunto perfectible, una aspiración, así que nunca es bastante.