Oviedo, M. S. MARQUÉS

Luis Repiso repite reconocimiento en el premio «BMW» de Pintura. El pintor ha conseguido alzarse nuevamente con una medalla de honor del prestigioso concurso de pintura «BMW», que en esta ocasión llega a su XXV Edición. Nacido en Valladolid en 1954, Luis Repiso lleva desde los cuatro años residiendo en Asturias, lo que lo convierte en un asturiano de adopción que ha apostado por hacer de Oviedo su casa.

Aquí dio sus primeros pasos en el mundo del arte, actividad a la que lleva dedicándose desde muy joven. La medalla de honor del premio «BMW» que acaba de recibir se suma a la que le fue otorgada ya en 2008, reconocimientos que están coincidiendo en el tiempo con un cambio de estilo en su actividad creadora y con el aplauso del público.

Al premio «BMW» de Pintura se presentaron este año más de 700 obras de las más diversas técnicas y estilos. Repiso, que tras abandonar el realismo apuesta por una línea nueva donde conjuga abstracción y geometría, obtuvo la medalla de honor por la obra «Mirada limpia de una fiesta en verde», un óleo de formato grande donde se aprecia claramente el nuevo rumbo que han tomado sus pinceles.

No ha sido una transición fácil. El pintor confiesa que tras esa nueva forma de organizar los espacios y el color «hay mucho esfuerzo y mucho trabajo». «Desecho mucho antes de darle el aprobado a muchas de las cosas que hago, pero tengo claro que me interesa una pintura más luminosa, tonalidades vivas y colores armónicos». Los galardones del premio «BMW» fueron entregados por la Reina doña Sofía durante un acto celebrado en el Auditorio Nacional de Madrid.

Ahora Repiso prepara la muestra que presentará en la galería Murillo de Oviedo el próximo año, tras siete sin exponer en Asturias. «Nunca me guío por las modas, pero me interesa el conocimiento, indagar y hacer cosas nuevas. Llevaba 15 años con la línea anterior y ya necesitaba hacer algo nuevo». Está convencido de que este giro no será el último de su carrera artística. «Cuando te saturas de una cosa es necesario buscar una salida y cambiar de aire», afirma. «La crítica también observa con más atención al artista que indaga, que experimenta, porque cuando alguien lleva 30 años haciendo lo mismo se convierte en un artesano».