Gijón, Pablo TUÑÓN

El fusilamiento del rector de la Universidad, Leopoldo Alas, hijo del escritor Clarín; un médico asesinado cruelmente tras encender la mecha de un cartucho de dinamita introducido en su boca, o el bombardeo injustificado sobre un hospital. Son pasajes de la Guerra Civil asturiana descritos en la novela «La ciudad indómita», de Esteban Greciet, con un fin principal: aprender de la historia.

«Es bueno recordarlo para que no se vuelva a repetir», señaló Greciet en la presentación de su obra en el Ateneo Jovellanos de Gijón, en la que estuvo acompañado del histórico locutor de radio Primitivo Luengo y del escritor y licenciado en Historia del Arte Luis Díez Tejón, que definió a Greciet, que tiene una larga trayectoria como director de varios diarios y ahora articulista de LA NUEVA ESPAÑA, como «un profesional de gran valía».

Primitivo Luengo destaca el «extraordinario valor documental» de «La ciudad indómita», que recoge «datos, informaciones y hasta diálogos reales» fruto de la investigación y de las propias vivencias del autor, que sufrió la guerra en su infancia. Luengo califica la novela de «amena y desgarradora» y resalta el hecho de que invite a la reflexión y a que el lector se plantee interrogantes del estilo de «¿Cómo fue posible tanta barbarie?».

Los presentadores del libro coincidieron en destacar su objetividad. «Añade mucha información de uno y otro bando a sus propias historias de infancia», dice Luengo del autor. El que fuera locutor de Radio Nacional en Asturias lamenta que «a propósito del juicio de Garzón, hemos vuelto a abrir la herida de la Guerra Civil» y critica la ley de Memoria Histórica porque «algo tiene de revanchista». Eso sí, alaba libros como el de Greciet porque «es bueno saber lo que pasó, lo que no es bueno es el revanchismo y el rencor».

Puntos de opinión con los que concuerda el propio Esteban Greciet, cuya obra se agotó en su primera edición dado su enorme éxito en Oviedo, y ya va por la segunda. «Esas heridas estaban latentes y se han reabierto intencionadamente pese a los esfuerzos de concordia realizados en la Transición», opina Greciet. Precisamente para concienciar a la gente de que esas heridas deben cicatrizar, y para «contar las cosas como sucedieron», se lanzó el periodista asturiano, aunque hijo de emigrantes en Cuba, a escribir sobre la Guerra Civil.

En el libro, Greciet cuenta la situación político-social de crispación, a veces con personajes de ficción, que dio paso al conflicto bélico. A partir de ahí, narra la barbarie de la guerra y, también, algunos consejos de guerra que terminaron con la vida de personajes como el rector de la Universidad. Con ello, pretende además «contribuir modestamente a dar a conocer la verdad de lo que pasó», centrándose especialmente en «la destrucción apocalíptica de Oviedo, similar a la de Berlín en la II Guerra Mundial». Él lo vivió en primera persona. «Los niños éramos inconscientes y jugábamos en los refugios», recuerda. Sin embargo, la crueldad del conflicto le dejó huella. No en vano, la historia del médico asesinado con la dinamita está basada en el trágico desenlace de la vida de su propio primo.