Oviedo / Detroit,

Javier NEIRA

La Universidad de Michigan está desarrollando un proyecto de investigación, liderado por un matemático, Daniel Forger, y con un presupuesto cercano al millón de euros, para establecer con todos los fundamentos las conexiones entre el trastorno bipolar y las distorsiones en el ciclo circadiano, en el ritmo cotidiano del reloj biológico que tienen todos los mamíferos. Las distorsiones producen depresiones, como indica José Ramón Fernández Hermida, psicólogo clínico y profesor de la Universidad de Oviedo.

En los humanos, ese cronómetro tiene el tamaño de un grano de arroz y contiene del orden de 20.000 neuronas. Está ubicado detrás de los ojos y se denomina núcleo supraquiasmático. Es el responsable de la sincronización de nuestro organismo con el ciclo diario de 24 horas, propio de un giro completo del planeta.

Los científicos creen que este reloj está fuera de sincronía en los pacientes con trastorno bipolar o disfunción maniaco depresiva. Algunos de los genes implicados en esa enfermedad son los mismos que regulan el reloj biológico. Se sabe que el tratamiento común mediante un compuesto de litio modifica el período del reloj, de manera que cuando a los pacientes maniaco depresivos se les fuerza a permanecer en un programa controlado de 24 horas, muchos experimentan un alivio del episodio bipolar, ha indicado el investigador principal Daniel Forger, profesor asociado en el departamento de Matemáticas de la Universidad de Michigan.

Pero la forma en que el reloj cerebral controla el estado de ánimo sigue siendo un misterio. El nuevo proyecto de investigación busca despejar esa incógnita mediante complejos modelos matemáticos y experimentos con ratones.

«Observaremos de forma continua el estado del reloj interno de los animales. Cuando veamos una variante, usaremos las matemáticas para comprender su función y para probar en qué manera controla el estado de ánimo», ha explicado el profesor Forger.

Los investigadores examinarán cerebros de ratones deprimidos y de ratones sanos para dar con anormalidades de la actividad eléctrica. Quieren determinar cuáles son las regiones del reloj que se corresponden con diferentes estados de ánimo. «Aprenderemos mucho acerca del ritmo circadiano, el cual, además, podría desempeñar un papel en el mal de Alzheimer, el cáncer y los ataques cardiacos, aparte de la depresión en sí», dijo Forger. También participan en la dirección del proyecto Toru Takumi, profesor de la Universidad de Japón, con sede en Hiroshima, y Hugo Piggins, profesor de Ciencias en la Universidad británica de Manchester. El proyecto está financiado por un programa internacional denominado «Frontera de Ciencias Humanas», que apoya la investigación básica de ciencias de la vida en el conjunto de la Unión Europea y en otros 13 países.

José Ramón Fernández Hermida indicó ayer a LA NUEVA ESPAÑA que «el nuevo proyecto de investigación trata de establecer los mecanismos neurobiológicos que subyacen a un fenómeno conocido, a la relación entre los ciclos circadianos y los estados afectivos. La melancolía o depresión exógena es más acusada por la mañana, mientras que la depresión reactiva se agudiza a la caída de la tarde. Influye la luz, como influye en las depresiones que se manifiestan en los países, por ejemplo, del norte de Europa». Como indicó el profesor Hermida, hay una relación entre la retina, el núcleo supraquiasmático y la glándula pineal. De todos modos, añadió que «el grado de incertidumbre sobre las depresiones es muy alto, es difícil distinguirlas y más aún establecer en la depresión los mecanismos neurológicos subyacentes».

«El grado de incertidumbre sobre las depresiones es aún muy alto»

<José Ramón F. Hermida >

Profesor de Psicología de Oviedo