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JERÓNIMO LÓPEZ | Geólogo y presidente del Comité Científico para la Investigación Antártica

"El calentamiento va a seguir y el nivel del mar subirá durante este siglo"

"Si la temperatura aumenta 2,5 grados, tendrá consecuencias como la llegada de enfermedades a zonas en las que estaban erradicadas"

Jerónimo López, en Oviedo, durante su participación como jurado en el premio "Princesa de Asturias" de Cooperación Internacional 2015. MANUEL BENITO

Es el español que más sabe de la Antártida y uno de los que más sabe del mundo. El geólogo Jerónimo López (As Pontes, La Coruña, 1951) ha estado diez veces en ese mágico continente, la última en 2013. Sus investigaciones en ese lugar empezaron hace más de 25 años, pero su interés y su pasión no han hecho más que crecer. Este profesor de la Facultad de Ciencias de la Universidad Autónoma de Madrid tiene el corazón dividido entre los polos y las montañas. Entre sus logros, destaca el haber escalado varios ochomiles y sietemiles del mundo. Ahora, ostentando la presidencia del Comité Científico para la Investigación Antártica (SCAR) su tiempo de ocio se ha reducido. "Sigo yendo a las montañas, no con la misma intensidad, pero es algo en lo que seguiré siempre".

-¿Somos conscientes de la situación actual del medioambiente?

-De manera creciente, sí. Porque los impactos que nos llegan y que provocamos son inequívocos. Como sociedad, vamos aumentando en eso. Hoy en día muy poca gente no cree que de verdad está habiendo un cambio climático. Y no se puede negar, si nos atenemos a las evidencias, que los humanos somos culpables, no al cien por cien, pero sí de buena parte de este cambio que está habiendo en las últimas décadas.

-Su trabajo en la Antártida y en los polos es una buena evidencia de ello

-Efectivamente. Están a miles de kilómetros de nosotros, pero son como un semáforo. Nos hacen ver las señales de lo que está pasando y que en buena medida estamos provocando, y saber en qué grado lo estamos haciendo. Hay registros únicos del pasado que nos permiten saber cómo estaban las cosas antes de que los humanos u otras especies provocaran lo que estamos provocando.

-¿Sigue habiendo gente que niega la existencia de un cambio climático?

-La evidencia científica lo muestra, y hay muy poca gente que no sea consciente. Es algo que no se puede negar. La temperatura ha aumentado en los últimos 50 años más de 0,6 grados, y eso es así. Luego uno puede mirar si en unas zonas más y en otras menos, o si en otras se ha enfriado; pero el conjunto del planeta se está calentando. Otra cuestión son los modelos de futuro. ¿Qué va a pasar en los próximos 50 años o 100? Pero también ahí hay poca discusión.

-¿Y qué va a pasar?

-Hacia mitad del siglo XXI el océano Ártico, al final del verano, en septiembre, no va a tener prácticamente hielo. Va a ser navegable. Eso va a abrir oportunidades de un tipo, pero también ocasiona otros procesos. Un mar helado refleja la radiación del sol; un mar deshelado absorbe esa radiación, se calienta, las corrientes transmiten eso a otros lugares... son procesos complejos en los que la investigación juega un papel esencial para conocer esas consecuencias. Pero todos los modelos apuntan que el calentamiento va a seguir en este siglo y que el nivel del mar va a seguir subiendo de una manera creciente, y eso tiene enormes consecuencias.

-¿En qué situación se encuentra el agujero de ozono?

-Va en una línea de mejora, pero somos conscientes de que se va a tardar en volver a los valores de antes de que se generara el agujero -el agujero se descubrió en 1980- hasta más allá de mitad de siglo.

-¿Qué está pasando en la Antártida en estos momentos?

-La Antártida es muy grande. Solo el continente tiene 14 millones de kilómetros cuadrados, es unas 28 veces más grande que España. Pero la Antártida también son los mares que lo rodean, y ahí pasan cosas muy diferentes y en algunos casos paradójicas. Hay zonas en las que el mar helado no está disminuyendo, sino que incluso está creciendo. Pero hay otras en situaciones críticas por el hielo que están perdiendo. Algo que se descubrió recientemente es que los glaciares cercanos al continente pierden mucho hielo por abajo, a través de las aguas que les llegan más calientes, y eso puede traer consecuencias nefastas.

-Ponga un ejemplo.

-El glaciar Pine Island está adelgazándose cada vez más, y está apoyado en una zona que está más baja que el nivel del mar. Si ese proceso prosigue, las aguas marinas provocarán el desmembramiento de unas superficies muy grandes de hielo que van a contribuir a unas subidas del nivel del mar inesperadas. Por eso es tan importante el seguimiento.

-¿Hay suficiente inversión para ello?

-Es una cuestión internacional y la mayoría de países sí son conscientes de la necesidad de investigar. Unos tienen más capacidad que otros para hacerlo. Por ejemplo, en España, la crisis se ha dejado sentir en todo el campo de la investigación. Pero en la Antártida hay un creciente interés. El Comité científico internacional de investigación en la Antártida (SCAR) -Premio "Príncipe de Asturias" de Cooperación Internacional en el 2002- tiene una actividad creciente. Está integrado por 39 países y hay varios que se quieren unir y que lo harán próximamente.

-Un comité que usted preside actualmente.

-Sí, me siento muy honrado porque es una institución extraordinaria. Está formada por miles de científicos de diferentes países, con una motivación enorme, y dedicados a todas las temáticas de la ciencia. Es un claro ejemplo de cooperación internacional.

-¿Qué puede hacer la población para retardar o aminorar esta grave situación que de ya se deja sentir?

-La educación ambiental es muy importante, también la conciencia ambiental, y acertar con las políticas que se generan en ese campo, como el uso adecuado de la energía. La Tierra nos está avisando. La población ve los desfases que hay en las estaciones, los grados de temperatura a los que se llega en épocas inusuales, etcétera. Todo eso provoca desajustes que cada vez son más crecientes y que será algo muy serio si se alcanzan esos 2,5 por ciento grados más en la Tierra a finales de siglo.

-¿Qué supondría esa subida?

-La subida del nivel del mar; cambios en los ciclos naturales de los animales, la vegetación y los cultivos; olas de calor que tienen efectos devastadores en las poblaciones más sensibles, como los niños y las personas mayores; la llegada de enfermedades a zonas en las que se habían erradicado y de cierto tipo de insectos; y otras muchas cuestiones.

-Ha realizado varios proyectos en la Antártida, un lugar en el que ha estado diez veces. ¿Cómo es ese continente?

-Especial. Por los colores; los animales que se pueden ver allí; los ruidos o la ausencia de ellos, que casi nunca se siente porque el hielo cruje y el viento suena; la luz; que no haya elementos de referencia, porque no hay edificios ni vegetación, y las percepciones de las distancias son distintas; su diversidad con zonas como el Dry Valley, una parte casi desértica que tiene menos precipitación que el Sáhara, pero en la que también hace mucho frío. Es única. Lo que sí siente uno cuando está allí es que está muy lejos de todo (risas).

-¿Su vida está ligada ya para siempre a este continente?

-Cuando uno se mete en algo, y tiene un grupo, proyectos, etcétera, le va conduciendo a seguir un camino. En mi caso, me he ido viendo metido en posiciones más internacionales que me gustan y, aunque me siguen interesando muchas cosas, ésta acapara la mayor parte de mi tiempo.

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