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Un camino entre pucheros

Pote de pulpo en tierra vaqueira

Belén y José Pérez Álvarez son la cuarta generación al frente del restaurante - La Unión, en Trevías (Valdés), famoso por sus setas y los platos de toda la vida

Belén Pérez Álvarez, en la barra del bar-restaurante y pensión La Unión, en Trevías, con algunos clientes, al mediodía. ANA PAZ PAREDES

Si hay un local animado desde primeras horas de la mañana ése es el restaurante y cafetería La Unión, en Trevías, en el concejo de Valdés, un lugar con historia, historia bien memorizada por quien lo dirigió durante muchos años, Antonio Pérez Fernández, junto a su mujer, María Álvarez. "Todo comenzó con mi abuelo Eugenio, que tenía una cafetería en Segovia llamada La Unión. Mi padre, José Ramón, se crió allí. Cuando éste volvió en 1921 para Trevías, primero montó una peluquería y luego cogió un restaurante que estaba en alquiler y al frente del cual estuvieron él y mi madre, Felicia Fernández, que era una gran cocinera", señala Antonio, gran experto en micología y con verdadera pasión gastronómica. No en vano, confiesa que cocina bien y le gusta estar ante los fogones, aunque en su caso por el puro gusto de seguir en contacto con un mundo que es parte de su vida.

Tras jubilarse éste cogieron el mando del local sus hijos, Belén y José Pérez Álvarez. El edificio y el local donde hoy se ubica este establecimiento señero en la zona interior de Valdés, y que además cuenta con pensión, se hicieron nuevos y abrieron como tal al público en 1989. Un local al borde de la carretera y que se localiza fácilmente, pues está prácticamente a la entrada al pueblo de Trevías.

De los dos hermanos, José se encarga de la barra y el comedor mientras que Belén es quien dirige la cocina con mano sabia. No es de extrañar que tenga tanta experiencia y que se note que lo que sale de esa cocina está hecho con amor a la tradición. Ella, como quien dice, se crío como su hermano en este local, donde durante muchos años vio cocinar a su abuela y a su madre. No pudo tener mejores maestras. "Aquí lo que se sirve es comida tradicional, lo de siempre. Por ejemplo, son muy famosos las setas en temporada y el cachopo tradicional. A la gente le gusta mucho porque lo guisamos con una salsa para que quede más jugosín. Los potes en general también tienen su clientela, además del bacalao", recuerda ella, mientras de un lado a otro va preparando el menú de la mañana. A la una ya hay gente sentada en el comedor.

En este restaurante que abre sus puertas en tierras vaqueiras hay donde elegir en cualquier momento y día. Así, por ejemplo, tiene un menú semanal a 10 euros, con tres primeros, tres segundos y postres, que el fin de semana es de 12 euros, y luego otro, el llamado menú astur, donde por 19 euros se puede elegir entre fabada y paté de morcilla, merluza a la sidra o escalopines al cabrales y postres caseros. Tiene otro menú especial a 22 euros.

En su carta, amplísima, destacan el pote de pulpo y espinacas, la carne guisada "de toda la vida", el cachopo La Unión, las setas a la Valdesana, la lengua estofada o el pixín en salsa de gambas, por citar algunos. Por encargo elaboran, entre otros platos, fabas con almejas o con jabalí, frixuelos rellenos de marisco o pastel de setas.

Abre todos los días. Quienes quieran reservar para comer pueden hacerlo llamando al teléfono 985647085. Hay que aparcar por el pueblo. A destacar el detalle de la casa con los viajeros, pues regalan un folleto turístico, hecho por ellos, sobre lo que hay que ver en la zona. Y hay mucho.

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