Los retratos de Mon Cabrales (Llanes, 1984) tienen vida propia. Realizados con lápices, a partir de fotografías de seres cercanos al artista, al ser observados, se acercan o alejan del espectador, le persiguen con la mirada y le atrapan en su propio mundo. "Mi objetivo es contagiar la pulsión del movimiento y contar historias en un solo soporte; transmitir sentimientos y causar incomodidad", explica el dibujante llanisco, que, hasta el próximo 9 de octubre, expone una selección de sus creaciones en la galería Dos Ajolotes (calle Pozos, 1) de Oviedo.

Bajo el título "(Des)enfoque", integran la muestra dibujos de distintos formatos que suponen el culmen de más de cinco años de trabajo. Son la evolución de un proyecto artístico que se inició en 2012 con bocetos y esbozos en lienzos de pequeño formato (50 x 70 cm), hasta derivar en algunas de las obras de gran formato (140 x 200 cm) que estos días Mon Cabrales expone en Oviedo.

Licenciado en Bellas Artes por la Universidad del País Vasco y grado superior en Gráfica Impresa en la Escuela de Arte de Oviedo, el artista trabaja para "contar historias" y, para ello, "realizo la misma imagen un número determinado de veces ligeramente desplazadas entre sí", explica.

De esta forma, logra generar una sensación de desenfoque y movimiento que atribuye a sus obras cierto aire expresionista, "pese a trabajar con imágenes figurativas y a que huyo de las etiquetas", asegura Cabrales.

Como punto de partida, toma fotografías a sus seres queridos y a personas que, "quizá por un azar del destino, suelen tener algún problema psicológico, algún desorden, depresión...", confiesa, y prosigue: "En mi opinión, esto ayuda a sacar lo mejor de ellos cuando utilizo los lápices". En cuanto al blanco y negro, vino dado por su dificultad para distinguir los colores. "Cuando supe que era daltónico, transité por el camino del blanco y negro, pero no era suficiente para mí". Siempre en la búsqueda de su propio lenguaje, Cabrales se decantó entonces por los motivos (des)enfocados que hoy dan nombre a una exposición inquietante e incierta como es, a veces, la vida.