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La naturaleza romana de Gijón

La romanidad de los restos hallados es segura, pero hay que definirla correctamente: faltan todos los indicadores que permitan hablar de la existencia de una ciudad

La naturaleza romana de Gijón

El 15 de noviembre de 2018 LNE daba cobertura sintética -imaginamos- de la conferencia pronunciada por Carmen Fernández Ochoa en la sede del RIDEA la víspera, el 14 de noviembre. En ella, y siempre según el testimonio periodístico, la conferenciante habló "de los modelos de ocupación romana en la zona central de Asturias y, en especial, de los orígenes romanos de Gijón". De hecho, la noticia puntualiza que "la mayor parte de su intervención se centró en reivindicar la validez de sus investigaciones sobre el inequívoco origen romano del entramado urbano de Gijón. Y en este punto concreto se extendió en rebatir las afirmaciones de un artículo firmado en 2013 por los arqueólogos Sergio Ríos y César García de Castro". Tras un resumen muy sucinto de las tesis de ambos, la noticia reproduce entrecomilladas estas afirmaciones de la conferenciante:

"Sólo puede decir que la presencia romana en Gijón se ha distorsionado quien busca el engaño". La arqueóloga calificó el texto mencionado de "artículo trampa" y añadió que "el origen de Gijón es romano, lo dice la estratigrafía a nivelas basales; no hay ocupación anterior".

Fernández Ochoa asegura que los autores que refutan sus teorías aplicaron en su análisis "un modelo de termas de épocas tardías, no altoimperiales. Además, si estas termas son de una villa, ¿dónde está la casa del dominus?"

"Los argumentos para desvalorizar lo que allí se hizo no se sostienen". Aludió, entre otros muchos detalles, a la existencia de la muralla romana: "No hay en el mundo romano una estructura militar sobre propiedad privada". Y añadió: "También dicen que los autores antiguos importantes no nombran a Gigia. Cuando Estrabón escribe, aún no se había fundado. Cuando nace Gijón, todos esos autores ya estaban muertos". A juicio de Carmen Fernández Ochoa todas esas afirmaciones "entran en el terreno de la posverdad. Y una posverdad acaba siendo una mentira".

El resto de la noticia no afecta a los autores de este artículo.

Para que los lectores ajenos al contexto de este evento puedan entenderlo, exponemos la sucesión de los hechos a que alude la conferenciante, siempre, por supuesto, dando plena fe a la transmisión periodística, de cuya solvencia y profesionalidad no dudamos.

El artículo que motiva la conferencia se publicó en 2013. En los cinco años transcurridos desde su aparición en acceso libre, la afectada no ha sido capaz de refutarlo en una revista científica, y ello a pesar de que su condición de catedrática de Arqueología con un considerable poder académico -pertenece a diferentes consejos de redacción y comités editoriales de revistas nacionales e internacionales: "Archivo Español de Arqueología"(CSIC),"Cuadernos de Prehistoria y Arqueología" (UAM), "Fervedes" (Lugo), "ArqueoHispania", "Archaia" (Madrid), "Boletín del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico" (Sevilla), "Fonaments" (Universidad de Barcelona), "Espacio, Tiempo y Forma" (UNED), y de las publicaciones del Consorcio de Mérida- le facilitarían notablemente la tarea. No consideramos aquí la posibilidad de inducir a otros escritores a que se tomen el trabajo de refutarlo en su nombre, práctica a la que podría igualmente tener acceso desde esa misma plataforma de poder, pues ha sido Vocal Titular de la Comisión de Estudio y Valoración de las Ayudas para Excavaciones Arqueológicas en el Exterior (Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales, 2003-2004) y de la Comisión Técnica de Evaluación para la promoción a Cátedras de la Universidad Autónoma de Madrid (2004-2005). Desde el año 2007 es miembro de la Comisión de Humanidades de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y la Acreditación (ANECA). Información toda que procede de la ficha de la página web de la Universidad Autónoma de Madrid, donde ha ejercido la docencia desde hace más de 30 años. El lector avisado imaginará sin esfuerzo que es difícil que un personaje con un blindaje así pueda ser objeto de ataques intelectuales desde la propia academia, y que goce de total impunidad a la hora de afirmar lo que quiera en sus publicaciones.

Pues bien, pese a ello, no ha sido capaz -¿o no se ha atrevido?, ¿o no ha contado con un lacayo/a que se lo escriba?- de escribir un artículo de contestación al nuestro en los cinco años transcurridos. La primera exposición pública de su respuesta es esta, en la sede del RIDEA. El contexto de la conferencia es asimismo llamativo. El RIDEA programa y anuncia sus actos con una cierta antelación. Esta conferencia no se ha anunciado según la práctica habitual de la institución. Ha sido una interpolación súbita. La fecha coincide con la asistencia como ponente de uno de nosotros (Sergio Ríos González) al "Congreso Internacional Cultura Castreja: Identidade e Transições", que tiene lugar en el Museu Convento dos Lóios (Santa Maria da Feira, Portugal), precisamente entre los días 15 y 17 de noviembre de 2018. El hecho ha sido sin duda conocido por los organizadores y responsables del RIDEA, que se prestaron así a dar voz a quien hasta la fecha no había tenido arrestos para responder en el foro académicamente adecuado. La intención pretendió camuflarse con el título genérico de la charla, alusivo a la ocupación de la Asturias central. No engañan a nadie. En su ingenuidad pensaron que la ocasión nos encontraría desarmados, lo cual dice mucho de su constitución psicológica y su talla moral, pero también de su ignorancia ante la realidad de la comunicación e inmediatez que favorecen hoy las redes telemáticas. Como en tantos otros aspectos, el RIDEA se muestra como antigualla del XIX.

El foro de la réplica es foro amigo, al servicio de la conferenciante. No dará lugar a respuesta ni a invitación para ello a los atacados. El entorno es local, pero ni siquiera gijonés. ¿No es extraño que la aparición tenga lugar en Oviedo y no en Gijón? ¿Habrá habido miedo a que la opinión pública gijonesa, con mayor interés por la historia antigua de su ciudad que la ovetense, plantease a la conferenciante la exigencia de refutar lo escrito por nosotros?

Y ahora vamos a la materia. La conferenciante afirma que nuestro trabajo es artículo trampa, que busca el engaño. Es al revés: ella es la que ha engañado sistemáticamente a la opinión local, asturiana, española y académica en general sobre la realidad histórica y arqueológica de Gijón en tiempos romanos. Todo a altísimos costes e inversiones públicas, al servicio de su promoción académica -no creemos que haya habido una cátedra de Arqueología más cara en la historia de la Universidad española que la de Fernández Ochoa-. Algunos profesionales ya hace décadas que se vienen dando cuenta de que Gijón carece de todos los indicadores que permiten definir una ciudad romana: en lo mucho excavado no hay ni una sola vivienda inserta en manzana, no hay trama viaria, no hay epigrafía ciudadana, no hay red pública de alcantarillado, no hay circulación monetaria en cantidades significativas, no hay desechos masivos y residuos de la actividad de sus habitantes -hablamos de las toneladas de cerámicas de construcción, de los derrumbes, de los miles de fragmentos cerámicos de uso común ..., en fin, de lo que caracteriza un asentamiento urbano romano-. ¿Citamos algún ejemplo del Noroeste peninsular para algún desavisado? Lugo, Braga, Astorga, León, Tongóbriga, Lancia, Chaves, Julióbriga, son ciudades romanas. Vigo, Iria-Padrón, Ourense, A Coruña, Castro Urdiales, son aglomerados secundarios, asentamientos carentes de la plena institucionalización urbana, pero exponentes del modo de habitación y vida cotidiana de la civilización romana. En todos ellos se percibe arqueológicamente con una indiscutible y apabullante potencia la impronta de la misma. Fernández Ochoa no parece haberse dado cuenta. El caso es grave, porque los españoles le hemos pagado un muy jugoso sueldo durante decenios y hemos sufragado los muchos millones de euros que han costado sus iniciativas arqueológicas. Tampoco parece haberse dado cuenta de que la gente viaja y observa, los yacimientos citados del Noroeste hispánico están cerca, y se puede comparar su realidad material arqueológica romana con el registro del Gijón romano. Y la conciencia del fraude será imparable.

Se pregunta ingenuamente Fernández Ochoa respecto a las termas: "¿dónde está la casa del dominus?". La tuvo delante y no se enteró, eso pasa por excavar a distancia y con abundantes servidores. Que la busque.

Continúa la conferenciante aludiendo a la ausencia de citas de Gijón en los autores clásicos. Lo explica con el factor cronológico: "Cuando nace Gijón, todos esos autores ya estaban muertos". Increíble la afirmación. Gijón surge, según ella, en tiempo de la dinastía flavia (grosso modo entre 69 y 97 dC). Los autores recopilados por nosotros, y por una centenaria tradición investigadora precedente, son los siguientes: Estrabón (+ca. 20-25 dC), Cayo Plinio (+79 dC), Pomponio Mela (s. I dC), Claudio Ptolomeo (s. II dC), Floro (s. II dC) y Paulo Orosio (primera mitad del V dC). No, ni Ptolomeo, ni Floro ni Orosio habían muerto cuando se fundó Gijón. Por cierto, no hace falta recordarnos que Gijón es fundación romana, ya lo sabemos, y de ello partimos en nuestro trabajo. Damos por segura la romanidad de Gijón, el problema es definirla correctamente.

Acaba Fernández Ochoa con una alusión a la posverdad. Es recurso retórico barato, de guiño a los "millennials", queriendo demostrar que pese a sus años está en la movida epistemológica, en el periodismo gnoseológico. Desconfiamos de las lecturas epistemológicas de la conferenciante -¿soportaría Fernández Ochoa un examen sobre el concepto de posverdad?-. Si las de su especialidad son tan escasas o le han hecho tan poco beneficio, no vamos a apostar por su saber en materia de gnoseología. Lo que no es posverdad de ninguna clase es que la conferenciante acabó la excavación de las termas del Campo Valdés en 1995 y las de Veranes en 2008. Es decir, llevamos 23 años esperando por la memoria de la primera y va para 10 el retraso de la segunda. En otros contextos, y considerando los millones de euros invertidos, esto se calificaría de estafa pública. No obstante, todavía se ofrece para desembarcar en Lugo de Llanera y en Flavionavia-Pravia: aviso para navegantes, la avaricia no tiene fin.

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