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LUIS ÁLVAREZ | Bancario y empresario de lencería erótica en Candás

"Pedí opinión del tanga de perlas a padres, amigos, alcalde y cura, y el estudio de mercado fue en Candás"

"Bracli fue un invento casero; soy de la generación que transitó del sexo oscuro a la apertura al erotismo y la sensualidad"

Luis Álvarez, en su oficina de Candás. El maniquí muestra su lencería erótica. MIKI LÓPEZ

Luis Álvarez (Candás, 1957) está "en un momento de cambio en mi vida. Llevo año y medio de excedencia en el BBVA, después de 38 años trabajando en la misma oficina, para tener tiempo libre y dedicarme más y mejor a mi negocio, hasta que me convenga la jubilación".

Su negocio, desde hace 22 años, es el Bracli, un tanga con sus partes textiles unidas por debajo por una hilera de perlas artificiales de Manacor. No es lo que uno se espera como producto asturiano, pero lo es porque se pensó, se hace, se fotografía y se vende desde Candás (Carreño) a Australia, Japón, Singapur, la costa este de Estados Unidos, Sudáfrica, Rusia... Su mayor mercado es Alemania.

- Bracli, con "Bra", de braga, y "cli", de clítoris.

-El primer nombre que pensamos ya estaba registrado. Éste era de mi amigo y socio Agustín. "Clítoris" aún suena fuerte... intento evitar la palabra cuando muestro el producto. Hablo de partes sensibles de la mujer.

- ¿Está hecho para la vista de los hombres o para la sensibilidad de las mujeres?

-Para los dos, invita a la participación. El principal estímulo es la imaginación y sus posibilidades dependen de cada cabeza.

- ¿Cómo se le ocurrió?

-Tenía 39 años y fue una ocurrencia en el juego de la intimidad de casa. Desmontamos un collar para sujetarlo en una tira elástica. El tanga ya estaba impuesto como prenda interior. Nos funcionó la sugerencia y pensé que podría ser interesante para los demás.

- ¿Tenía algún vínculo con la lencería o siquiera el textil?

-Ninguno. Lo siguiente que hice fue consultar.

- ¡Esto es Candás! ¿No era romper mucha intimidad?

-Empecé por los amigos y todo fueron parabienes. Busqué contraste, que echaran atrás mi intuición. Se lo expuse al alcalde, Mundo Canales, de IU, y al párroco.

- No, al cura, no.

-Pues, sí. Pocas personas se acobardaron.

- ¿Es usted atrevido?

-Cuando estoy convencido, sí.

- ¿Se lo enseñó a sus padres?

-Sí.

- ¿Qué dijeron?

-Mi madre no me contradijo, pero pasó un mal trago porque era algo escandaloso. Los empleados de banca no hacen estas cosas.

Luis Álvarez es hijo de un trabajador de Ensidesa, que vive. Hizo FP en Administración en la Universidad Laboral de Gijón.

-El papeleo y la máquina de escribir me gustaban. Además, siempre llevé la contabilidad del negocio de distribución de bebidas de mis suegros.

- ¿Hizo estudio de mercado?

-En vivo, en directo y en Candás. Pregunté si estaban dispuestos a comprarlo a un precio alto: 5.000 pesetas. Como vi que interesaba y podía venderse registré la idea para protegerla.

- ¿Dónde lo comercializó?

-En una lencería dentro de las satélites del Carrefour de Gijón. No quería que empezara en el mundo oscuro de los "sex-shops". La propuesta no era chabacana, mezclaba joyería y lencería, dos elementos sutiles.

Luis y su esposa, Matilde, empaquetaban las primeras prendas en casa y las llevaban a Correos. Enviudó hace 14 años. Su hija lleva la parte comercial y continuará el negocio.

- ¿Se empufó para empezar?

-No, el negocio se autofinanció. Crecía naturalmente. A los pocos años tuvimos el gran acierto de entrar en el mercado americano y nuestro boom de ventas llegó en 2003, cuando Victoria Secrets se convirtió en nuestro cliente. Vendimos 60.000 prendas al año; 14 personas trabajando indirectamente. Ahora somos cinco.

- ¿Mantiene al cliente del desfile de ángeles?

-No. Nuestro intermediario vendía a Victoria Secrets, pero también imitaciones. Traicionó nuestra confianza y rompimos el trato, pero con él perdimos al cliente y no lo pudimos recuperar.

- Su catálogo ha crecido.

-Con diseños y acabados diferentes para sofisticar la idea original de lencería y joyería con acabados más selectos.

- Y para gays.

-Muchos gays admiraron nuestro trabajo desde el principio y compraban una prenda con collar doble, pero lo que hacemos ahora gusta también al hombre que se viste de mujer en la intimidad. Es ropa con toque femenino para hombre. Hice cuatro diseños, entre ellos Perlseo.

Vende en internet desde hace tres años porque "potencia la marca sin entrar en colisión con sus clientes". Siempre buscó un socio que no encontró.

-El más cercano que tuve, a través de un intermediario en Madrid, fue una fortuna importante en Turquía. Tengo más ocurrencias. Intenté proteger en 2007 el código universal de situación. Una formula de incorporar el GPS a los teléfonos -entonces no existía todavía-, pero no me lo reconocieron como patentable. En mis contactos, llegué al turco.

- Su producto tiene algo de capricho otomano.

-Los turcos son muy relevantes en joyería. Su revista de joyas "Golden Shine" hizo un reportaje a Bracli. Tuve un cliente al que se lo confeccionábamos con perlas de agua dulce y no renuncio a hacer un Bracli de referencia con perlas naturales sofisticadas.

- ¿Cómo es su vida ahora?

-Muy normal, en Candás, apenas viajo, disfruto del tiempo libre con mis amigos y con Felicidad, mi pareja desde hace 9 años. Superviso la empresa, llevo la contabilidad y atiendo correos.

- ¿Le hizo rico su invento?

-No, pero me dio una vida desahogada y me permite dar trabajo una sobrina y a más próximos.

- ¿Le gustaban las perlas?

-Cuando veía escenas eróticas, la mujer se desnudaba pero conservaba el collar de perlas. Eso es un añadido a la sensualidad sobre el desnudo y lo veo muy sugerente.

- Seguramente lo vio en "Enmanuelle". Por edad, le salpicó en la juventud "la ola erótica que nos invade" de 1977.

-Sí, soy de aquella generación que transitó del sexo como algo oscuro a la apertura hacia el erotismo y la sensualidad.

- Y ha hecho una prenda "clasificada S".

-Habría que buscarle otra clasificación particular, la de ser la perla entre la etapa de la oscuridad y la de la luz con un cambio suave, natural, sin sobresaltos.

- ¿Ha visto películas de "porno cool" de Andrew Blake?

-Sí, pero con quien me puse en contacto fue con Tinto Brass, por medio de un intermediario. Brass, a quien sigo la filmografía, repetía en sus películas de provocación continua un tipo de tanga que se quedaba corto para su mensaje y yo le propuse mi prenda porque me pareció, nunca mejor dicho, que le iba de perlas. Hay una escena que alguien se atreverá a filmar, que yo hice en una de las primera fotos: la chica que se está bajando el vaquero y aparece el tanga de perlas. Tiene un contenido erótico tremendo. La superpongo con la cara de Dustin Hoffman en "El graduado" cuando Anne Bancroft se baja la media.

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