Peter Brook, premio "Princesa de Asturias" de las Artes, se llevó en Avilés la primera gran ovación asturiana. La que le dedicó el público reunido en el Teatro Palacio Valdés, dispuesto a regalarle al veterano director teatral, considerado uno de los grandes renovadores de las artes escénicas del último siglo, la acogida que merece una figura como la suya.

Fue media hora escasa de lecciones de Brook en las que hubo tiempo para entrañables recordatorios, para hablar del teatro como oficio, del arte en mayúsculas y hasta de Shakespeare. Y para que el maestro admitiera que si se dedicó a la dirección teatral fue porque siempre tuvo claro que sería un "actor malísimo".

"De niño quería ser periodista, pero no uno cualquiera, quería ser corresponsal de guerra. También quise ser espía y que me enviaran en secreto a lugares fascinantes. Lo único que sabía era que sería un actor malísimo, el peor", contó el premiado, que luego echó mano de la memoria para acordarse de aquella vez, "con apenas 10 años" que le hizo un teatrillo a sus padres. "Con voz de pito les leí Hamlet. ¡Es una historia increíble que aún me da vergüenza contar!", expresó. De ahí que no se cansara de defender la necesidad de "hacer teatro con actores".

De su oficio, el de director, esbozó su convencimiento de que es una figura que debe ejercer como "guía. Es el que ha explorado para poder indicar la dirección. Es la persona que dice: es justo por ese lado y llega a un proceso compartido de ensayo y error".

Respondiendo a los aplausos con besos y con la mano en el corazón, Peter Brook, de 94 años, hizo inclusos guiños de cariño hacia Asturias al comentar que le parecía una región "con una comida fantástica, con un paisaje parecido a ciertas partes de Inglaterra, precioso".

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El de Avilés fue el esfuerzo con el que el veterano Peter Brook cerraba su primera jornada intensa en el Principado. A primera hora de la tarde lo que le tocó fue atender a los medios en una rueda de prensa que comenzó con el saludo en español del director de teatro. Recordó sus múltiples estancias en España: "Olvidé las palabras, pero no la felicidad". Entre esas visitas, recordó su peripecia de 1949, cuando fue apresado por una banda de maquis a la salida de casa de Dalí, con unos bocetos. "Gala me hizo firmar un recibo por si me pasaba algo, menos mal que los terroristas no les dieron valor y los dejaron allí", recordó.

Sobre el Brexit, Brook señaló que un referéndum es algo positivo si se tiene toda la información y se sabe que se va a votar, pero cree que no pasó así en ese proceso. "Es el error más triste que se ha cometido, espero que haya algo que se pueda arreglar", precisó.

El director teatral también rechazó que le llamen "creador": "es una blasfemia, solo hay un creador". E insistió que seguirá trabajando mientras se sienta útil. Porque "compartir" y "útil", dijo, son las dos palabras principales para él.