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MARK OSTROWSKI | Cineasta, presentó anoche en el FICX su película "L'isola"

"Mi plató es el mundo, no tengo limitaciones estilísticas, geográficas ni de ningún otro tipo"

"Al rodar 'L'isola' había intereses políticos para que filmara ciertas cosas pero lo rechacé y despedí a casi todo el equipo; hicimos el filme entre tres"

Mark Ostrowski, ayer, en Gijón. ÁNGEL GONZÁLEZ

El cineasta Mark Ostrowski (Nueva Jersey, 1971) lleva un cuarto de siglo asentado en Asturias. Creador multidisciplinar, ayer presentó en el FICX su nueva película, "L'isola", un mosaico sobre la ciudad italiana de Taranto (Tarento, en español) con el que acaba de ganar una mención de honor en la categoría de largometraje documental en el Festival Internazionale de Cinema de Salerno (Italia).

- ¿Cómo acabó en Tarento?

-La primera vez que fui a la ciudad fue porque premiaron mi segundo largo, "Sixty Spanish Cigarettes", en su festival de cine: me dieron el premio "Marcellino de Baggis" a la dirección artística. La gente de la ciudad estaba interesada en que filmara allí y empecé a poner en marcha toda la maquinaria para rodar.

- Siempre ha gozado de libertad total para sus proyectos, ¿qué le llamó de la ciudad para decidirse a hacer la película?

-Encontré una ciudad de una belleza impresionante y también de una decadencia casi nunca vista. Un contraste brutal entre el esplendor del pasado y un patrimonio arquitectónico prácticamente en ruinas. También me atrajo de Tarento esa luz que hay en esa parte de Italia, Apulia, una región famosa desde el Renacimiento, y un sitio al que iban muchos pintores a hacer estudio de paisaje. Me parecía un lugar muy interesante. Todo so combinado con el hecho de que la ciudad antigua está en una isla, conectada por puentes pero rodeada por los cuatro costados de agua. Es una isla pequeña. Y me interesa mucho el concepto de insularidad y como esta circunstancia transforma a la gente.

- Es algo que usted ya trabajó, precisamente, en "Sixty Spanish Cigarettes"...

-Si, efectivamente, la que rodé en La Graciosa. Se dio esa condición, este elemento que me llamaba la atención. Y por último pensé: "si Tarkovski puede filmar en Italia, ¿por qué yo no?" Mi plató, mi contexto es el mundo, no tengo limitaciones estilísticas, geográficas ni de ningún otro tipo.

- ¿Qué supuso para usted, acostumbrado a rodar por libre, trabajar bajo unas pautas predeterminadas?

-Había intereses políticos de que yo filmara ciertas cosas y eso lo rechacé frontalmente desde el primer día. De hecho, tuve que despedir a todo el equipo menos a dos personas. Y lo rodamos entre tres toda la película.

- ¿Para huir del control?

-Sí, porque tenía claro que lo único que me interesaba era mi mirada; y lo que son intereses partidistas, localistas o de otra índole no me interesan. Yo busco la verdad mía. Por eso fue la ruptura.

- Estamos en pleno debate sobre un "Nuevu Cine Asturianu", ¿cómo lo ve usted?

-Yo soy cineasta a secas. El mundo es potencialmente mi plató de rodaje. No soy político y siempre voy por libre y rechazo cualquier etiqueta. No siento la necesidad de pertenecer a ningún colectivo ni de etiquetar mi cine de ninguna manera.

- Usted fue muy crítico con la anterior dirección del FICX porque entendía que no dejaban a los cineastas que trabajaban en Asturias competir con los de fuera, ¿Creo que eso ha cambiado con la nueva dirección?

-Sin duda. El festival ha dado un gran salto en cuanto a comparar a los cineastas locales con otros cineastas internacionales. Creo que el festival ha tomado un rumbo muy interesante, y la calidad de este año es asombrosa.

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