En casa, nadie pierde las llaves. Estoy casi de manos cruzadas". Abraham González ha visto cómo su nivel de trabajo ha bajado de cien a cero desde que comenzó la cuarentena de la población por el coronavirus. Es cerrajero profesional especializado en abrir puertas en situaciones de urgencia. Cobra 50 euros por servicio y 20 euros más si tiene que desplazarse desde su base en Pola de Siero. Como autónomo, no se ha planteado hacer una pausa durante este periodo. "La gente no sale de casa o lo hace muy pocas veces, así que los descuidos son mínimos", señala.

De forma similar se explica su colega de profesión David Corte, asentado en Langreo y que también está al frente de un taller de calzado y copia de llaves, cerrado durante los últimos días salvo para actuaciones de urgencia. Sale de casa provisto de guantes y mascarilla, aunque por el momento solo ha ido a comprar y arreglar los papeles para poder trabajar. "Desde que empezó esta pesadilla solo me llamó un hombre de Campo de Caso, que no podía abrir la puerta, pero al final ni fui porque lo arregló el solo".

Junto a los profesionales que no se separan del teléfono por si les llama un cliente están los que han optado por no cogerlo. Han primado la salud a la economía. Así lo explica Mercedes González, que atiende las llamadas de una empresa de cerrajería 24 horas: "Si la salida supone un desplazamiento fuera de su localidad, el técnico prefiere no ir para no correr riesgos innecesarios", afirma. Ante esa tesitura, y la consiguiente desesperación de la persona que no puede entrar en casa en plena cuarentena, desde la centralita le pasan con la Policía Local o los Bomberos.

Los que no dejan de trabajar son los mensajeros. Tanto los que se desplazan hasta los domicilios como los que atienden al cliente tras el mostrador o telefónicamente. Francisco Fernández, de la empresa Nacex en Oviedo, aclara que, aunque las medidas de seguridad son estrictas, no ha sido imposible mandar o recibir paquetes estos días. "Solo dejamos acceder a la oficina de uno en uno y se debe dejar una separación con el mostrador de dos metros", advierte.