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Así funciona el equipo de urgencias contra la violencia sexual en Asturias

El servicio de 24 horas de apoyo a mujeres agredidas, pionero en España, tiene un lema básico: “Escuchar y creer a las víctimas”

Conocemos el centro de crisis para víctimas de agresiones sexuales en Asturias

Conocemos el centro de crisis para víctimas de agresiones sexuales en Asturias Elena Vélez

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Conocemos el centro de crisis para víctimas de agresiones sexuales en Asturias David Orihuela

Para una mujer, una agresión sexual supone “un impacto devastador que le genera un gran trauma”. Así lo resume Manuela Suárez, coordinadora de violencia de género en el Instituto Asturiano de la Mujer del Principado. Ante esa situación el Gobierno regional ha puesto en marcha un centro de crisis para víctimas de agresiones sexuales pionero en España y que ahora van a replicar el resto de autonomías. Es un recurso inmediato, para atender a las víctimas en esos primeros momentos en los que decide contar lo ocurrido y pedir ayuda. El ataque puede haberse producido ese mismo día, pero también puede que la mujer la sufriese con anterioridad, incluso hace años, y ahora haya decidido contarlo. El objetivo, en palabras de Victoria Carbajal, abogada del centro, es “la supervivencia, que la mujer vuelva lo antes posible a su vida normal previa a la agresión”.

El recurso, inaugurado el pasado 25 de noviembre en Oviedo, es único en España. El Consejo de Ministros aprobó esta semana los fondos para que todas las provincias dispongan de un servicio como el asturiano. Manuela Suárez explicó ayer a sus homólogos de todo el país la experiencia asturiana en estos primeros meses de funcionamiento. Una larga reunión en la que Asturias planteó una nueva necesidad, un piso para que las mujeres que acuden a este centro puedan descansar.

El centro está en Oviedo, en una ubicación que piden que no se desvele. Es un espacio diseñado para que la víctima se encuentre en un entorno seguro y agradable porque lo primero que se hace allí es “escuchar y creer a las víctimas”. Suárez insiste en lo de “creer” porque “con las víctimas de agresiones sexuales hay un grave problema de credibilidad”. Tras eso llega un asesoramiento y acompañamiento psicológico y jurídico que se prolongará el tiempo que sea necesario.

Seis psicólogas y seis abogadas se encargan de que si una víctima quiere acudir a ellas pueda hacerlo en cualquier momento, 24 horas al día y 365 días al año. Carbajal apunta algo muy importante para las mujeres. “Aquí no es necesario poner denuncia, ni siquiera tener intención de ponerla”, subraya. Son expertas y saben que “hay mujeres que para recuperarse necesitan denunciar, demostrarse a ellas mismas que son capaces de dar ese paso, pero hay otras que no”. Por eso, dice la abogada, “trabajamos con los tiempos de las víctimas”. Carbajal reconoce que “como abogada creo que lo mejor es denunciar porque cuando alguien comete un delito tiene que pagar por ello”. Eso sí, nunca trata de convencer a una víctima de que lo haga. Si la mujer llega a la decisión de interponer una denuncia le explican que “el proceso va a ser largo y muy difícil”. Tendrán que contar su historia varias veces, en Comisaría, en el Juzgado, en la vista oral. Tendrán que responder a las preguntas de los abogados de su agresor. “Es muy duro, y así se lo explicamos y le prestamos apoyo psicológico para que esté fuerte para poder hacerlo”. A partir de esa decisión hay que prepararlo todo. La elaboración de la denuncia “es básica”, dice la letrada, que explica que “es el origen de todo el procedimiento y cuantos más datos y mejor descripción aportemos será mejor porque luego es muy complicado añadir cosas en el juzgado”.

Por la izquierda, Virginia Carbajal, Manuela Suárez y Ana María González. | Irma Collín

Carbajal sabe que “no es fácil denunciar una agresión y que todas las miradas se dirijan a cómo lo has hecho tú, si te has defendido o has consentido”. Por eso, si una mujer no quiere hacerlo ella lo respeta, porque “la meta es que la víctima esté bien y recupere su vida. La supervivencia de las mujeres, de eso se trata”, insiste. Carbajal las acompaña en todo lo que necesiten desde el punto de vista judicial. No se trata solo de poner o no la denuncia. La casuística es diversa, desde irregularidades con extranjería, propiedad del piso en el que se ha producido la agresión o cualquier tipo de recurso jurídico necesario.

Para ello es fundamental la relación con diversos estamentos. De eso se encarga la coordinadora del centro de crisis, Ana María González, que también es abogada. Ahí está la Policía, tanto Nacional como Local y la Guardia Civil, pero también organizaciones como Proyecto Hombre, todos los centros asesores de la mujer de Asturias, o empresas con Trasinsa, la concesionaria de las ambulancias de la región.

Para acceder al recurso hay múltiples posibilidades de contacto. El centro de crisis tiene un teléfono, el 677985985, en el que atienden tanto llamadas como Whatsapp. También se puede llegar a él llamando al 112 o al 016, el teléfono de atención a víctimas de violencia de género, o a través de asociaciones de apoyo a las víctimas.

González explica que ese trabajo ha llevado su tiempo. “Llevamos desde el noviembre presentando el proyecto a todos los ayuntamientos asturianos, a centros sanitarios, centros de salud mental, y a todas las instituciones y organizaciones que creemos que pueden derivarnos a mujeres que han sido agredidas”.

El centro de crisis lleva abierto desde noviembre y ya han atendido a 53 mujeres víctimas de agresiones sexuales y a 24 familiares y amigos. Manuela Suárez reconoce que están un poco “sobrepasadas”, no porque no puedan hacer frente al trabajo, sino porque pese a que eran conscientes de la demanda de este tipo de servicio –y por ello se abrió el centro– “han sido muchísimas las mujeres que se han puesto en contacto con nosotras”.

Ayer mismo la psicóloga del turno de día no estaba presente en el centro. Se tuvo que desplazar a otro lugar de Asturias para atender a una mujer. Esa es su tarea, acompañar en cualquier lugar del Principado y a cualquier hora a una víctima que lo necesite.

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