La salvia, planta curativa nombrada por Plinio el Viejo en su “Naturalis historia” da nombre a un verde muy especial, y ese fue ayer el tono del vestido de gasa y largo midi (casi por el tobillo), escogido por la Reina Letizia para el concierto de víspera de Premios, como siempre en el Auditorio Príncipe Felipe. De verde salvia entró la Reina en el Auditorio, en una llegada al lobby diferente a todas las anteriores, y de fucsia y azul bundi sus hijas, la Princesa Leonor y la Infanta Sofía.
El vestido “real”, de efecto capelina, mangas fruncidas, escote a la caja y un toque retro en la falda al bies, recordaba a cortes que la esposa de Felipe VI ha lucido en otras ocasiones de la mano de Felipe Varela, su diseñador de cabecera. Llamó la atención la abertura lateral rematada en una hilera de plumas en verde menta que recordaban a la aplicación que ya lució en 2019 en un llamativo corsé firmado por The 2nd Skin. El vestido también tenía un escote en la espalda creado con el cruce de la tela.
Por primera vez la Familia Real venía al completo. Los Reyes y sus hijas. Dos adolescentes que han dejado atrás la infancia definitivamente. El Rey, con traje de raya diplomática (lujo que solo pueden permitirse los hombres que, como él, superan 1,80 de altura), daba una perfecta imagen institucional y, sobre todo, demostraba ser un padre orgulloso de presentar en público a dos jóvenes que, además de saber comportarse perfectamente, no dejaron de mostrarse interesadas por todo lo que les contaban los invitados.
Los detalles escrupulosamente medidos llegaron al punto de que las tres mujeres de la familia Borbón-Ortiz fuesen ataviadas de forma monocromática, ofreciendo una imagen “limpia”, sin adornos en el pelo ni apenas joyas ni maquillaje. El vestido de Leonor de Borbón llegaba por debajo de la rodilla, mientras que el de Sofía era más corto.
La Reina llevaba criollas de oro amarillo, con una mitad lisa y otra trenzada, que estrenó en Palma. Tampoco faltó el anillo de Karen Hallam que apenas se quita. La Princesa y la Infanta lucían melenas onduladas, unas sandalias beige destalonadas de Carolina Herrera en el caso de la Princesa y bailarinas negras para Sofía, con un detalle dorado en el tacón.
Las sandalias doradas y una cartera de Magrit rectangular completaban el outfit de la Reina, que igual que sus hijas iba sin medias. La Infanta dejó constancia de nuevo de su pasión por los azules, un color que va muy ligado a Asturias y a Oviedo, la ciudad natal de su madre.
