Celia García: "Siempre hay una pastilla con la que sujetar a las mujeres a sus roles"

"Loca" ha sido la etiqueta que se les ha puesto a muchas mujeres por salirse de la norma. Entre todas ellas, algunas sí padecían una enfermedad mental, pero otras fueron ingresadas en manicomios y sometidas a todo tipo de violencias con la excusa de reconducir su comportamiento. ¿Sus taras? Haber transgredido el rol tradicional femenino o haber expresado abiertamente sus emociones, en particular su ira, y poco más. Celia García Díaz, psiquiatra, profesora de Historia de la Ciencia en la Facultad de Medicina de la Universidad de Málaga y autora de "Mujeres, locura y psiquiatría: la sala 20 del Manicomio Provincial de Málaga (1909-1950)", investigación por la que recibió el Premio Nacional a la Mejor Tesis de Historia de la Medicina en 2020, lo ha constatado leyendo más de 800 historias clínicas de mujeres recluidas en esa institución.

En aquel manicomio y durante aquella primera mitad del siglo XX, Celia García se ha topado con mujeres que durante la Guerra Civil, en febrero de 1937, fueron internadas simplemente por ir vestidas con pantalones, una prenda que se asociaba a las milicianas republicanas. Otras acababan allí por haber robado o delinquido de alguna forma y también ha encontrado alguna que otra "historia inquietante": chicas jóvenes embarazadas a las que se les prohibía salir del manicomio y de las que no quedó más registro que el de ingreso o mujeres en shock tras lo que aparece descrito como una violación –aunque no se mencione nunca esa palabra– tratadas con electroshock.

"Al manicomio era adonde iban a parar las mujeres que se salían de la norma. Enviarlas allí era una forma de controlar sus conductas y persuadirlas", afirma la doctora e historiadora malagueña, que recientemente ofreció un par de charlas en Asturias, invitada por la Asociación Feminista y dentro de un ciclo dedicado a la salud mental, analizada con "óptica feminista", que concluirá el 30 de noviembre, a las 18.30 horas, en el Ateneo Obrero de Gijón, con una mesa redonda sobre sanación y apoyo mutuo al margen del sistema sanitario que reunirá al Psindicato To-chadas, la Asociación Hierbabuena para la Salud Mental y el Colectivo Abrazos Verdes.

Es evidente que la Psiquiatría ha evolucionado enormemente en las últimas década. "Las cosas han cambiado, los manicomios no existen, afortunadamente; las camisas de fuerzas, las contenciones físicas, casi han desaparecido", afirma Celia García. Sin embargo, objeta que "se ha pasado a la contención química, con una Psiquiatría ampliada, que a partir de los años 50 sale fuera de los muros del manicomio: siempre hay una pastilla para sujetar a las mujeres a sus roles". Contra los malestares de la vida, la tristeza, la frustración o la impotencia, siempre se puede recetar un psicofármaco que nos permita seguir siendo productivos.

La investigadora malagueña cita a Sandra Caponi, una socióloga brasileña que en su libro "Locos y degenerados: una genealogía de la Psiquiatría ampliada" repara en cómo la comercialización de los primeros antipsicóticos sirvió para hacer más activas y eficientes a las mujeres. Celia García opina que, contra eso y frente a la demanda de fármacos, con las mujeres liderando el consumo de ansiolíticos y antidepresivos en España, "hay que intervenir a todos los niveles: la crítica a la industria farmacéutica hay que hacerla, pero nosotras también debemos entender que podemos hacer las cosas de manera diferente, crear alianzas y redes entre nosotras".

Celia García, que ha ejercido como psiquiatra clínica hasta hace tres meses, cuenta que ha recibido en consulta a muchas mujeres que iban buscando a un profesional que aplicara la perspectiva feminista a sus terapias, y cada vez son más. "La perspectiva de género en medicina salva vidas", sostiene, y no solo en Psiquiatría, también en otras especialidades.