Un grito unánime para romper el silencio

Adrián Pumares

Adrián Pumares

Como cada 25 de noviembre, con el objetivo de denunciar la violencia que se ejerce sobre las mujeres en todo el mundo, para reclamar políticas que logren su erradicación y para concienciar a toda la sociedad sobre una de las peores lacras que soportamos, celebramos el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

Desgraciadamente, los datos justifican sobradamente la celebración de este día contra la violencia contra la mujer. En España, según la última macroencuesta de violencia contra la mujer realiza, una de cada dos mujeres (el 57,3%) de 16 o más años han sufrido violencia a lo largo de sus vidas por el simple hecho de ser mujeres. En lo que llevamos de este año 2023, 52 mujeres han sido asesinadas en España.

Hasta no hace mucho, la sociedad española había logrado alcanzar un consenso en torno a la erradicación de la violencia contra la mujer, sacando este asunto de las disputas partidistas y evitando debates que solo pretenden que retrocedamos a la hora de alcanzar la igualdad entre mujeres y hombres. Sin embargo, en España, como consecuencia del empeño de una minoría, se ha roto ese consenso tan necesario. Por ello, no caben retrocesos ni involuciones, y tenemos la obligación de ser firmes contra los intentos de unos pocos de fomentar la división y la vuelta al pasado.

Este 25 de noviembre es un día para reivindicar la necesidad de seguir avanzando en la protección y en la prevención de la violencia contra la mujer, protegiendo especialmente a nuestra juventud, colectivo especialmente vulnerable, de los discursos más reaccionarios e involucionistas. Y también para, además de dar visibilidad a la violencia machista, lanzar un mensaje claro a víctimas y agresores: en la lucha contra la violencia de género, ni un paso atrás.