Hasta siempre, querido Guillermo

Nunca olvidó a la villa que le vio nacer y conoció la necesidad de contar con centros de enseñanza musical en Luarca

Guillermo García-Alcalde. | LNE

Guillermo García-Alcalde. | LNE / José Fernández Avello

José Fernández Avello

En mi intensa vida he conocido a pocas personas de la talla de Guillermo García-Alcalde, un hombre extraordinariamente entrañable, de gran talento y valía, con una cultura excepcional. He tenido el privilegio, además, de ser su amigo y de recibir de su parte la máxima generosidad posible, siempre dispuesto a colaborar en las múltiples iniciativas y proyectos que le planteaba, relacionados con su gran pasión: la música.

Guillermo siguió de cerca la creación y desarrollo de la Camerata Revillagigedo, que tuve el honor de fundar y dirigir, siendo un gran admirador de los repertorios que ofrecíamos y de nuestra interpretación, que él consideraba de estilo muy refinado. Tenía una especial sensibilidad por la música coral del siglo XX y en particular la del Padre Prieto. También me animaba a incluir en nuestros programas polifonía asturiana del siglo XX, lo que suponía un gran reto por la gran dificultad que entraña su correcta ejecución. A pesar de ello, sacamos adelante un buen número de ciclos de conciertos, así como varios discos, en los que contamos con su inestimable colaboración y apoyo entusiasta.

Por otra parte, siempre le agradeceré su aliento en mi lucha diaria para crear el Conservatorio de Música del Occidente, al que otorgaba una gran importancia. No en vano, él conoció en primera persona la necesidad de contar con centros de enseñanza musical en Luarca. Afortunadamente, hoy el Conservatorio del Occidente está consolidado, en buena medida gracias al respaldo de Guillermo García-Alcalde, que nunca olvidó a la villa que le vio nacer, aunque residió muchos años en su tierra de adopción: las Islas Canarias.

Me conmueve pensar que no estará disponible para continuar las largas conversaciones que manteníamos frecuentemente. En todo caso, estoy convencido de que me resultará posible seguir en comunicación con él, dada la profunda huella que deja en mi existencia vital y el sentido que ambos dimos siempre a nuestra amistad.

Guillermo dejó escrito que "la música nos salva", añadiendo que la persona es el medio y finalidad de todo arte. "Si el hombre muere, morirá la música y morirá la poesía", sentenciaba. Precisamente, será la música la que te salve, querido amigo, porque al ir contigo, te hará inmortal y eternamente presente.

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