"Me prestó mucho cómo trató el banquillo del Izarra al guaje y el gesto que tuvo el porterín al regalarle los guantes". Rafa, que lleva 40 años como socio del Sporting, atiende la llamada de LA NUEVA ESPAÑA y aunque se muestra dispuesto a que su historia se conozca por puro agradecimiento, pide mantener el anonimato para que no lo devore la vorágine mediática. La historia arranca el pasado viernes en el campo número 1 de Mareo. El Sporting B recibe al Izarra y, al final del primer tiempo, un balón bombeado amenaza al portero visitante Aitor, quien lo prolonga por encima del larguero y se abre la rodilla en una mala caída con la tapa de un sumidero que se encuentra dentro de la portería.

Rafa y su hijo Álvaro, central del Arenal, siguen el encuentro desde detrás del banquillo del Izarra, justo donde llevan a Aitor para atenderlo. El padre evita mirar la herida abierta en la rodilla, de la que mana abundante sangre. El hijo observa la primera cura al portero, que se va por su propio pie hacia la clínica de Mareo. Antes de que completase el recorrido, Álvaro sufre una indisposición. "De la impresión se desmayó, cayó contra la red y luego quedó en el suelo con los ojos en blanco", narra el padre, quien pidió ayuda a gritos. "Salieron de inmediato el masajista del Izarra y dos jugadores del banquillo y fueron los primeros en atender al guaje", continúa.

Rápidamente, llegó el personal del Samu y los empleados de seguridad privada del club y acompañaron al pequeño Álvaro hasta la clínica de Mareo, donde le atendió el doctor Cachero. Allí coincidieron padre e hijo con el portero visitante Aitor, al que le estaban suturando la rodilla que necesitó de siete puntos para cerrar la herida. Ya más recuperados, se produjo una distendida conversación entre los dos convalecientes. El portero incluso le gastó alguna broma al joven aficionado para quitarle tensión al momento. "Me dijo que me recuperase y yo le desee lo mismo, fue muy amable y me causó una gran impresión", relata el propio Álvaro.

La cosa no quedó ahí. Tras ser cosido, el portero fue al vestuario a ducharse y al salir acudió a la clínica para que le colocasen el vendaje definitivo. Allí volvió a encontrarse con Álvaro, ya recuperado, y le regaló sus guantes. Un gesto que Álvaro y su padre agradecieron sinceramente. El joven incluso llegó a contactar en Instagram con el portero del Izarra y mantuvieron una conversación privada en la que se desearon buena suerte y una feliz recuperación mutua.

La cosa no hubiera pasado a mayores, de no ser por el agradecimiento de Rafa que quiso trasladarle su simpatía a los responsables del Izarra y les remitió un sentido correo electrónico que logró emocionarlos.

"Era vuestro portero quien animaba a mi hijo, que empezaba a recuperarse. Aitor, con todo lo que estaba pasando, tuvo el enorme gesto de regalarle sus guantes. Estos detalles son los que engrandecen a un club, al que estaré toda mi vida agradecido. Somos socios del Sporting, pero desde el viernes el C.D. Izarra ocupa un lugar muy especial en nuestro corazón y os seguiremos como unos aficionados más. Quiero que hagáis llegar esto a los que en aquellos momentos de la lesión de Aitor estaban en el banquillo, y en especial a vuestro masajista y a Aitor. Gracias por todo y algún día iremos por Merkatondoa a disfrutar de vuestro fútbol y a mezclarnos con vuestra afición. Eso es lo más grande del fútbol. Enhorabuena por la calidad humana y deportiva de "nuestro" equipo y que con la permanencia prácticamente asegurada sigamos creciendo mientras continúan los éxitos deportivos". El Izarra compartió orgulloso el correo de Rafa, al que pertenecen estos extractos, en sus redes sociales y el aficionado gijonés avisa de acudirá a Merkatondoa y se comprará una camiseta del club navarro.