"Está clarísimo que la única opción que hay es ganar los dos partidos". Rubi completa el perogrullo al destacar que "lo demás ya no depende de nosotros". El Sporting, según las leyes de la pura probabilidad, tiene un 2,3% de posibilidades de mantenerse en Primera División y el entrenador rojiblanco está dispuesto a agotarlas peleando hasta la última de ellas. Sorprende Rubi, el hombre que se dio a conocer en Gijón por expulsar al capellán Fernando Fueyo del vestuario, al acogerse a sagrado: "Yo soy un hombre de fe y creo que puede pasar de todo. Si llegamos a la última jornada a un partido, no podemos dar nada por hecho".

El técnico alecciona a sus futbolistas para desafiar a la lógica, al tiempo que sale en su defensa. "Bajar los brazos antes de tiempo sería un error imperdonable. El equipo tiene que competir el domingo, tiene que ir a Éibar, hacer su trabajo, ganar y soñar una semana", señala, antes de asegurar que ve al equipo con "la máxima implicación". Rubi reconoce que la resaca de la goleada del Leganés al Betis el pasado lunes fue dura: "No voy a negar que el martes sí que vi a algunos jugadores un poquito decaídos. Al día siguiente ya volvió la normalidad y, a partir de ahí, ya es una lucha interna de cada uno".

En las últimas semanas se han abierto dudas sobre la continuidad de Rubi en el banquillo, incluso en el caso de que consiga la permanencia. Su futuro es algo que no ocupa ahora la mente del técnico. "Ni he pensado en ello. Lo que quiero es ganar al Eibar y, a partir de ahí, ya se verá lo que pasa. Nuestro trabajo está ahí, gustará más o gustará menos, y entenderemos cualquier tipo de decisión", explica el preparador rojiblanco.

Rubi se mantiene fiel a su esquema y al mismo equipo base que ha venido utilizando en las últimas semanas con pequeños matices y justifica esta decisión firme argumentando que "la forma que tenemos de jugar nos ha dado la opción de poder ganar en muchas ocasiones, aunque no lo hemos conseguido. Cuando hemos probado los dos puntas, tampoco nos ha acabado de funcionar". En cuanto a la elección de futbolistas para buscar la victoria en Ipurúa asevera que "nos vamos a desviar poco de lo que venimos haciendo. Si variamos será poca cosa".

El entrenador rojiblanco quiere sembrar dudas en sus rivales directos, Deportivo y Leganés. Las declaraciones de Iago Herrerín, dando por hecha la salvación pepinera, no han gustado en Mareo. "Un equipo, hasta que no está matemáticamente salvado, no puede estar tranquilo", avisa el catalán, quien enseguida matiza que "obviamente prefiero la situación de nuestros rivales a la nuestra porque tienen más puntos".

Rubi, que si vio el último partido del Leganés, no escatima elogios para los de Butarque: "Están muy fuertes en casa, haciendo las cosas bien y fue una victoria merecida". También llegaron a Éibar las flores del técnico. "Está haciendo una gran temporada, nos ha ganado ya tres partidos, y bien".