"No perdimos, que es lo importante, pero da rabia que en una de las últimas jugadas nos empataran". Michael Santos no ha tardado en conquistar a la grada de El Molinón con su carácter "canchero". El que le lleva a luchar cada balón como si fuera el último, el mismo que le hace lamentarse cada vez que se escapa algún punto, especialmente, ante su público. "No le hemos podido dar una alegría a la gente que nos acompañó. Y acompañó muy bien. Acabamos con un sabor amargo", reconoce el futbolista uruguayo.

No se le vio buena cara cuando fue sustituido. El Oviedo acababa de empatar y Michael Santos, atacante, vio cómo tenía que dejar su sitio a un centrocampista, Álex López. "El entrenador ya me había avisado antes de que me iba a sacar, incluso me cambié de banda. Justo llegó el gol, pero ya estaba programado el cambio", comenta para restarle importancia. Incluso se ajusta al discurso de Herrera cuando toca explicar las causas del bajón del equipo en la segunda parte. "Jugamos mucho en corto y teníamos que buscar los espacios en largo. No supimos aprovechar eso", señala. Lo que parece contrariarle más es la forma en la que llegó la igualada. "El Oviedo sabía que tenía que empujar a pelotazo y fue lo que nos metió adentro", concluye.