Por más que cualquier aficionado sportinguista busque una explicación, resulta imposible encontrarla. ¿Cuál es el motivo por el que este Sporting de Baraja cuando juega en casa es infalible como un reloj suizo, pero al hacerlo fuera, yerra más que una escopeta de feria? ¿Fue antes el huevo o la gallina?. Esto es: ¿son los rivales los que ante 'El Templo' se postran sumidos de rodillas o es el Sporting quien les obliga con su juego a hacerlo?

Sea lo que sea, lo cierto es que como si de un interruptor se tratara, este Sporting cada vez que se presenta ante su público, activa el modo ON de encendido. Y de esta guisa, como no es la primera vez que ocurre esta temporada, le basta una primera llegada, apenas pasados cinco minutos, para ponerse por delante.

Fue concretamente gracias a una acción de Jony (¿quién iba a ser si no?), quien supo agradecer el espacio que le ofrecieron por su carril, para servir una asistencia directa al centro de la defensa rival, apareciendo ahí Rubén García entre los dos centrales, para golpear con decisión el balón acabando éste en la red. Mejor comienzo, imposible.

El jugador cedido por el Levante fue finalmente el elegido por Baraja para acompañar a Santos en el ataque, jugando teóricamente un tanto más atrasado que el uruguayo. Quizás no fue esto lo más llamativo de la alineación inicial, sino el hecho de que los tres últimos refuerzos de invierno, supuestamente fichados para marcar la diferencia, se quedaron todos de mano en el banquillo. Ahí queda el dato. Otro dato que cada vez resulta menos sorprendente fue el de ver a Castro de nuevo fuera de la convocatoria.

Volviendo al encuentro, la primera parte puede resumirse en que se volvió a percibir ese Sporting solvente de casa, con un Osasuna tan extrañamente inofensivo como raro se hizo ver al conjunto navarro vestido de amarillo. No fueron así unos primeros 45 minutos para enmarcar en cuanto a juego desplegado por ambos equipos, pero lo importante para el Sporting se había logrado: ventaja en el marcador y prácticamente ninguna ocasión concedida al rival. Y bien pudiera haber sido aún mejor, de haber estado más acertados Carmona o Jony en las ocasiones que disfrutaron en los minutos finales del primer tiempo.

El segundo periodo comenzó con Isma sobre el campo, debido a la lesión de Canella, que ya había pedido el cambio antes de irse todos los jugadores a los vestuarios.

Si bien el Osasuna como era de esperar, trató de apretar en los primeros compases de la reanudación, pronto se vio que el Sporting no estaba dispuesto a dejarse dominar. Llegaron así sendas ocasiones de Santos y de nuevo de Jony, que a punto estuvieron de dar la tranquilidad a una grada nerviosa más por lo apretado del marcador, que por el peligro real que mostraban los rojillos. Una grada que desde el primer instante y hasta que fue sustituido, no dejó de recordar a Lillo que como sucedía en la antigua Roma, en el Sporting no se paga a los traidores.

Fue en el minuto 74 cuando Baraja decidió dar entrada a Santana por el goleador Rubén García. Y apenas un minuto después, no fue el canario sino el gallego Bergantiños, quien en un robo de balón, lejos de contemporizar, decidió mirar hacia arriba, filtrando un pase magistral que dejó a Santos en un mano a mano que el charrúa no falló.

Parecía increíble pero el Sporting lo había logrado: marcarle dos goles a un equipo que en sus anteriores trece partidos a domicilio, únicamente había recibido seis. Y de pasó así, igualar el golaveraje con los navarros. La sexta victoria consecutiva en El Molinón estaba en el bolsillo.

Los minutos finales, con un Osasuna definitivamente entregado, sirvieron para que por ejemplo Santos aprovechara para forzar su quinta tarjeta. Podrá así de este modo tomarse un descanso y recuperarse definitivamente de sus molestias musculares, aprovechando la próxima salida a Sevilla, frente al filial del conjunto del Nervión. Pero ya habrá tiempo durante la semana para recordar que con el escudo no se gana a nadie.

Claro que el broche de oro hubiera sido si Jony en el 86, no se llega a encontrar con el palo en una acción individual que habría vuelto a ser con toda seguridad, el gol de la jornada como lo fue hace quince días el que lograra frente al Numancia. Una verdadera lástima, porque además se hubiera conseguido darle la vuelta al mencionado golaveraje.

Lo que es más que evidente es que lo de Jony en este Sporting ha pasado de ser una dependencia para ser ya una pura cuestión de supervivencia. Sin él, el equipo apenas existe. Contra Osasuna ha vuelto a demostrarlo.

Próxima parada (que diría el maestro Don Julio Puente), Sevilla Atlético. Va siendo hora de que ese interruptor que parece siempre encendido en casa, no vuelva a conmutarse al OFF.

Post Scriptum: sobre el asunto del que se ha hecho eco LA NUEVA ESPAÑA a cerca de la reclamación del Astur Vegadeo al Sporting, por un importe de casi 5.000€, cantidad supuestamente acordada entre ambas entidades según el presidente del club demadante, en relación a la cesión del campo de El Soutón para el partido de pretemporada que se enmarcaba en la primera concentración de peñas sportinguistas, organizada ésta por la FPS y con la colaboración del Ayuntamiento de Vegadeo, ¿vale la palabra entre caballeros o ha de ser necesario un documento?