Oviedo / Madrid,

L. Á. VEGA / Agencias

«Sólo encontré un plato roto en casa», aseguró el inspector asturiano Alberto Aragón Alonso a sus familiares el sábado, un día después de llegar a Haití para incorporarse a la vorágine de desescombros y retirada de cadáveres en la que están inmersas las fuerzas de seguridad españolas en el país azotado por el terremoto del día 12. El agente, que el martes de la semana pasada, cuando se produjo el desastre, se encontraba en Estados Unidos a punto de tomar un vuelo hacia la isla, tardó tres días en poder acceder a Haití. Allí se enteró de que una integrante de su equipo, la subinspectora Rosa Crespo Biel, se encontraba atrapada bajo los escombros de su apartamento y que había escasísimas posibilidades de encontrarla con vida. Los peores presagios se cumplieron a las tres de la madrugada de ayer, cuando el equipo de rescate de la unidad militar de emergencias que está destacado en la isla encontró el cadáver de la mujer, de 47 años, que ha sido reconocida por un compañero. Con ella son tres los fallecidos españoles en el terremoto.

La familia del inspector Aragón no tiene noticias de él desde el pasado sábado, según indicaron su esposa y su madre. «Las comunicaciones están muy mal. Nos llamó a través de un teléfono por satélite. Nos dijo que estaba participando en las labores de desescombro y recuperación de cadáveres», indicó su mujer. La esposa del policía aseguró que su marido debe estar muy afectado por la muerte de Crespo.

El inspector, que lleva en Haití desde agosto de 2008, un año y medio por tanto, se encontró también una sorpresa en su despacho de la Embajada española en Puerto Príncipe. «No tiene daño alguno, está intacto», aseguró a sus familiares. La situación es realmente chocante, ya que la Embajada sufrió importantes daños y el propio embajador, Juan Fernández Trigo, sufrió lesiones en un brazo que obligaron a su evacuación a Estados Unidos, al día siguiente del terremoto.

La madre del agente, Juanita Alonso, no dejaba de mostrar su sorpresa. «Nos dijo que en su casa sólo se había roto un plato, en medio de todos esos edificios destruidos. Seguro que tiene la casa llena de compañeros, es un hombre tan humano que no se puede creer», aseguró la madre.

La familia del poleso Samuel Riestra Río, el guardia civil de Tráfico destinado en Haití desde el pasado 14 de diciembre, tampoco tiene contacto con el agente desde el pasado domingo, aunque se llevó una alegría cuando ayer vieron una imagen del agente grabada por una cadena de televisión. «Nos ha tranquilizado mucho ver que estaba en buenas condiciones. Hay que tener paciencia hasta que se restablezcan las comunicaciones», indicó Conchi Robledo, esposa de Riestra. El otro agente asturiano que trabaja en la isla dentro del contingente de la ONU, José Andrés Pecino, saltó a las primeras páginas por haber participado en el rescate de una mujer que llevaba atrapada tres días y medio bajo los escombros.

Menos suerte tuvo la subinspectora española Rosa Crespo. Desde hacía días, el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, venía preparando a la opinión pública para lo que estaba por venir. «Las posibilidades de que esté viva son remotísimas», dijo. Una guardia civil que vivía con ella pudo salir por una ventana en el momento del terremoto, antes de que el edificio colapsase. No había nada que hacer, salvo recuperar el cuerpo.

El equipo de la unidad militar de emergencias desplazado a Haití -en su mayor parte procedente de la base de León, cuya circunscripción se extiende a Asturias- se tomó el rescate del cuerpo de la agente como una cuestión personal. «No nos iremos de aquí hasta que la encontremos», había señalado su responsable hace unos días. La semana que viene podría abandonar este rincón de la desolación en el que se ha convertido Haití.

Pero aún quedan españoles por recuperar. Está por ejemplo la funcionaria de la UE Pilar Juárez, vinculada a la localidad de La Granja (Segovia), cuya recuperación se anunció de forma errónea el pasado sábado. Su cuerpo debe de estar aún en la sede derruida de la ONU en Puerto Príncipe, donde celebraba una reunión cuando se produjo el brutal terremoto.

Su marido y su hijo, refugiados en República Dominicana, han anunciado que presentarán una querella contra la ONU por su imprevisión. Consideran que el edificio no estaba preparado para resistir las sacudidas de un terremoto, y eso que se encuentra en una zona donde los temblores son habituales. El domingo cuando se conoció que el cadáver no se correspondía con la mujer, anunciaron que iban a recorrer todos los hospitales de Haití, por si la mujer se encontrase entre los heridos. Aunque todo hace indicar que también ella ha muerto. Queda además por localizar una religiosa, aunque hay dudas de si tiene la nacionalidad española o es haitiana. Por el momento han sido localizados 99 de los 111 españoles.