La defensa del conductor de un autobús que sufrió un accidente en junio de 2006, durante un servicio de transporte escolar, dice que el vehículo era "una matraca" con fallos técnicos en el sistema de frenado y pide que se responsabilice de lo ocurrido a la empresa propietaria y a la Dirección General de Carreteras del Principado de Asturias, a quien acusó de "negligencia" por tener el firme en unas condiciones "que no son propias de este siglo" y sin barreras. En el suceso pereció un menor de trece años y resultaron heridas otras nueve personas.

Durante la vista, celebrada hoy en el Juzgado de lo Penal número 4 de Oviedo, el conductor, visiblemente afectado, declaró que tras activar dos puntos del freno eléctrico y tocar el pedal, el vehículo se descontroló, invadió el carril contrario e impactó con la furgoneta. "No funcionaba la dirección y les dije que se cogieran", alegó. Comentó asimismo, que el firme estaba parcialmente húmedo y con hojarasca y su estado era "regular" por el bacheado. "No iba con retraso, ni con prisa", precisó entre sollozos.

Por su parte, el conductor de la furgoneta contra la que impactó declaró que solían cruzarse todas las mañanas, puesto que él iba a trabajar a una obra cercana en compañía de dos obreros. Manifestó que cuando salió de una curva vio que el autobús bajaba "derrapando" hacia él e impactó con el lado derecho de la furgoneta, antes de quedar "tambaleándose" en el terraplén, por el que finalmente se precipitó.

Apuntó además que el ancho de la vía impide en algunos tramos el paso simultáneo de dos vehículos, aunque precisó que en el punto en el que se produjo el accidente un autobús "no tiene que invadir necesariamente el carril contrario". Además, a su juicio, y dadas las condiciones de la carretera, el vehículo bajaba "demasiado rápido".

"VELOCIDAD INADECUADA, NO EXCESIVA"

Un Guardia Civil, que declaró en calidad de perito, precisó que el imputado circulaba a una velocidad de 45 km/hora, que "no es excesiva, sino inadecuada". Al respecto defendió a que dada la humedad del firme "debía haber incrementado las medidas de seguridad". Interpelado por la defensa, reconoció que de haber existido un guardarraíl, el vehículo "no caería" y precisó que con el suelo seco y a esa misma velocidad "se habría detenido".

En la vista, que se prolongó durante aproximadamente una hora y media, prestaron declaración además, una de las escolares ocupantes del autobús, uno de los dos copilotos de la furgoneta y el padre del menor fallecido.

En el turno de fijación de posiciones, la fiscal especial de Tráfico del Principado de Asturias, Adoración Peñín, ratificó su petición de que se le condene a cuatro años de cárcel, al considerar que el siniestro no se produjo por deficiencias en el sistema de frenado, sino por una "falta absoluta de diligencia" del conductor, que circulaba "sin la más mínima precaución". "La culpa es del conductor que no controló su vehículo y no de la ausencia de guardarraíl", determinó.

Según el escrito de calificación, se le acusa de un delito de imprudencia temeraria al considerar que circulaba a una velocidad "excesiva, dadas las circunstancias del trazado"; a uno de homicidio por imprudencia grave y a otros dos de lesiones. Además, la fiscal le reclama indemnizaciones que suman los 126.465 euros, de las que responderá subsidiariamente la empresa Autocares Jandrín S.L, y que fueron parcialmente modificadas hoy al reservarse dos de los afectados el ejercicio de las acciones civiles.

LOS HECHOS

El accidente se produjo el 15 de junio de 2006 sobre las 7.45 horas, cuando el imputado circulaba por la MO-2 en dirección a Santa Eulalia, conduciendo un autobús propiedad de la citada empresa. En un tramo recto, en rampa, y con pavimento mojado, cuando circulaba a una velocidad "excesiva", impactó con una furgoneta que circulaba en sentido contrario y a la que trató de esquivar. Tras el choque, el autobús siguió desplazándose por el desnivel exigente en el margen izquierdo de la calzada hasta que fue detenido por la vegetación.

Como consecuencia del siniestro, un menor de 13 años falleció y nueve personas sufrieron lesiones, seis escolares que viajaban en el autobús y los tres ocupantes de la furgoneta. El conductor de la misma padece como secuela un trastorno por estrés postraumático moderado. Europa press