Madrid / Gijón / Oviedo, Álvaro L. SERRANO / R. GARCÍA / L. Á. VEGA

Una macrofiesta de música electrónica con motivo de Halloween en el pabellón deportivo Madrid Arena se convirtió en la madrugada de ayer en una trampa mortal para tres jóvenes de 18 años, una de ellas, Katia Esteban Casielles, de origen gijonés. Las tres murieron asfixiadas, y otras dos de 20 y 17 años sufren lesiones de gravedad al resultar aplastadas por una avalancha humana cuyo origen todavía no está claro. Mientras la Policía y el Ayuntamiento de Madrid, al que pertenece el pabellón, apuntan a una bengala o un petardo como la causa que desencadenó la estampida, algunos testigos, entre ellos la gijonesa Tania Esteban, hermana de Katia, sostienen que la avalancha se produjo al intentar acceder a la pista de baile cuando iba a actuar la estrella de la noche, Steve Aoki. La Policía investiga ahora si se incumplieron las medidas de seguridad.

Las muertes se produjeron en un acceso de unos cuatro metros de anchura, donde quedaron atrapados decenas de jóvenes incapaces de moverse ante la presión de quienes venían detrás y los que yacían aplastados. La falta de pericia del servicio de seguridad, que no pudo poner orden en una fiesta «descontrolada», según manifestaron algunos testigos, hizo el resto.

El aforo del Madrid Arena, situado junto a la Casa de Campo de Madrid, es de poco más de 10.000 personas, pero algunos asistentes aseguran que había unas 15.000 personas. El recinto se encontraba completamente abarrotado y era casi imposible moverse ante la gran cantidad de jóvenes que acudieron a la Thriller Music Park, que es como se denominaba el evento, organizado por la empresa Diviertt.

«Mi hermana se estaba cambiando de pasillo y empezó a salir y entrar gente, pero las puertas de seguridad estaban cerradas y comenzó el aplastamiento», aseguró ayer a una televisión la gijonesa Tania Esteban, hermana de Katia, una de las fallecidas. Las primeras hipótesis policiales sobre las causas de la avalancha humana apuntan a que una bengala provocó la estampida de los jóvenes. Tania Esteban aseguró que la bengala fue encendida por un miembro de la organización que buscaba dispersar a la gente para recoger a los heridos.

Otra joven testigo de los hechos, Almudena Kaiser, madrileña de 18 años, asegura que el taponamiento se produjo en el momento en que iba a actuar Steve Aoki. «La gente que quería entrar en la pista se agolpaba en el pasillo. Me quedé parada con una amiga en las escaleras y vimos cómo se formaban montañas de gente. Unos se iban cayendo encima de los otros y se taponó la puerta», aseguró.

Y añadió: «Los encargados de seguridad no conseguían parar la avalancha y pedían ayuda a la gente. Sólo se veía a chicos y chicas tirando de brazos y piernas de la gente que estaba aplastada. Entre el caos, un graciosillo encendió una bengala. Al instante, los trabajadores de la sala fueron a por él. Le pegaron y le sacaron en volandas del túnel».

Tras el caos, las terribles consecuencias. «Vimos a una chica tirada en el suelo. No se movía. La gente pasaba a su lado y nadie la ayudaba. Un camarero la cogió en brazos, la puso sobre la barra e intentó reanimarla, pero no consiguió nada», añadió la misma joven. El servicio médico contratado para la fiesta se vio desbordado por la cantidad de personas que requerían atención. Además de Katia Esteban, fallecieron Rocío Oña Pineda y Cristina Arce de la Fuente, ambas de 18 años. Las heridas son María Teresa Alonso Vinateo y Belén Langdon Real, de 20 y 17 años.

Katia Esteban era hija del ex concejal de la localidad de Daganzo de Arriba (Madrid) Ángel María Esteban Sanz y de la gijonesa Alicia Casielles Iglesias, que falleció hace dos años en Madrid. La familia vive en Daganzo desde hace diez años. Previamente, residieron bastante tiempo en Gijón, donde nació Tania y donde el cabeza de familia trabajó en una empresa de informática.

La joven cumplió 18 años el pasado 4 de octubre. Era una chica muy «sociable y divertida», que sólo había querido «ir de fiesta». Acababa de concluir sus estudios en el Instituto de Bachillerato Lázaro Carreter de Daganzo, en cuyo tanatorio se reunieron ayer numerosos familiares y amigos. Una tía de la joven, Gloria Esteban, relató ayer cómo acudía todos los veranos a Gijón y Pravia para pasar unos días de vacaciones junto a sus abuelos.

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