El asturiano Ricardo Fernández, que sobrevivió a la brutal avalancha sobre el campo base del Everest, en el que perdieron la vida al menos 22 personas, se encuentra "muy afectado psicológicamente", "cansado" y "tenso" por la situación "incierta" que se vive en el Himalaya. Así lo trasladó ayer su compañero Javier Camacho, con el que llegó al Himalaya para escalar el Lhotse, la cuarta cumbre del mundo. Ambos confían en poder salir a lo largo del día de hoy de la zona a bordo de un helicóptero.

La avalancha del sábado fue "dantesca", según apuntan los supervivientes. "Corrí, corrí y la ola de nieve y rocas, similar a un edificio de 50 plantas, me aplastó. Intenté levantarme, pero me aplastó de nuevo", explica el alpinista George Foulsham, un biólogo de Singapur que estuvo a punto de fallecer. "No podía respirar. Creí que estaba muerto, pero cuando por fin me levanté no me podía creer que la ola hubiese pasado sobre mí y me dejase casi indemne", añadió.

"Estamos deseando salir de aquí y asustados, pues los rumores sobre posibles nuevos temblores no cesan. Esperamos que nos saquen en helicóptero, pero si no es posible salir por ese medio tenemos la intención de ir caminando hasta Lukla, donde se encuentra un pequeño aeropuerto", informó telefónicamente a "Efe" el fotógrafo y montañero aragonés Javier Camacho.

"Aquí existe un gran desbarajuste; lógico tras la tragedia sucedida después de la avalancha. Están sacando aún a los heridos y esperamos que cuando acabe esa operación puedan ocuparse de nosotros", subrayó el escalador español, que admitido estar "muy asustado". Camacho describe como "tensa" la situación porque, además, muchos montañeros están cayendo en el "pánico" ante las noticias de que se pueden producir nuevas réplicas. Hasta tres veces tuvieron que dejar a la carrera sus tiendas Fernández y Camacho durante la noche del sábado al domingo. "Cuando alguien escucha un ruido, salta el pánico, todo el mundo sale corriendo y eso te acaba minando la moral porque el nerviosismo se impone", añade Javier Camacho.

Los dos montañeros también están cansados físicamente. No han parado de ayudar en la evacuación de los heridos. Unos 40 han podido ser rescatados por los helicópteros y trasladados a hospitales. También han sido traslados, según el testimonio de estos alpinistas, otros montañeros a los que el seísmo sorprendió en los campos base de altura.

Ricardo Fernández y su compañero no tienen problemas de avituallamiento, ya que disponen de provisiones para un mes. Ni tampoco de congelaciones. De noche duermen con las botas, el frontal y los guantes puestos, preparados para salir corriendo en caso de réplicas. Ayer por la tarde, según indicaron varios testigos, se produjo un nuevo seísmo en la zona que ocasionó la caída de grandes rocas en los picos que rodean la cara norte del Everest y provocó también una avalancha en el cercano monte Makalu, en cuyas inmediaciones se encontraba el pasado sábado la alpinista asturiana Eva Zarzuelo, que resultó ilesa.

El primer avión de rescate con personas heridas en el campamento base del Everest llegó ayer a Katmandú, donde los hospitales están saturados.

El personal de la Embajada española en Nueva Delhi tiene localizados a un total de 227 turistas españoles en Nepal y sigue buscando a otros 114, según el último balance facilitado por fuentes diplomáticas. A ellos habría que sumar las cifras de los residentes registrados, con 27 ya localizados y 38 sin localizar aún, al igual que 7 residentes temporales. Las cifras cambian con rapidez, en especial las relativas a los turistas, a medida que las personas que están allí o sus familias se ponen en contacto con la Embajada.

Además, las comunicaciones con Nepal están en muy mal estado a consecuencia del terremoto. La Embajada española enviará esta tarde un equipo de tres personas para poner en marcha las tareas de evacuación. Lo más urgente es repatriar a un montañero español que sufre heridas en las manos.