La Guardia Civil descartó ayer que pueda existir algún implicado más en el crimen de Eva Blanco, la joven de 16 años que en 1997 fue asesinada en Algete (Madrid) y cuyo autor fue detenido el pasado jueves en Francia sin oponer resistencia, en una operación de la Gendarmería y la Benemérita. El arrestado, Ahmed Chehl, es un ciudadano español de origen marroquí que salió de España en 1999. El hombre, de 52 años, estaba trabajando en el sector de la construcción, en la zona de Pierrefontaine Les Varans, y ayer ingresó en prisión. España ya ha pedido la extradición. En Algete, se organizó una concentración multitudinaria para celebrar la resolución del caso 18 años después.

Eva Blanco Puig falleció el 20 de abril de 1997 al recibir una veintena de puñaladas. Su cuerpo fue hallado en una cuneta en Algete (Madrid) y, durante 18 años, la Guardia Civil ha practicado más de un centenar de líneas de investigación para capturar al asesino. Las pruebas de ADN fueron clave para resolver el caso.

"Que se establezcan teorías de que pueda haber una segunda autoría o que pueda haber un coautor no se baraja en absoluto", señaló ayer el capitán Rubén Valero, después de que los agentes de la Guardia Civil que investigaron el caso y los padres de Eva Blanco mantuvieran una reunión con el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz.

"Hoy se ha visto la luz, se han visto lágrimas de alegría", declaró ayer Olga Puig, la madre de la joven, quien, como Manuel Blanco, el padre, expresó su emoción y agradecimiento a unos investigadores que "llegaron a ser como de la familia". Los agentes comparecieron ante los medios con los padres de Eva visiblemente emocionados tras el éxito de una investigación que zanja tan solo año y medio antes de que el delito hubiera prescrito.

La "operación Pandilla" dio un giro de 180 grados en 2013, cuando cambió el titular en el Juzgado de Instrucción de Torrejón encargado del caso y solicitó al Instituto de Ciencias Forenses de la Facultad de Medicina de la Universidad de Santiago de Compostela un estudio de la muestra genética hallada en el cuerpo de Eva y custodiada por la Guardia Civil durante años. Gracias a los avances en genética forense, se identificaron un centenar de marcadores genéticos y se concluyó que la muestra de ADN correspondía a un varón de origen norteafricano. La Guardia Civil analizó el censo de Algete entre 1995 y 1999 y acotó la investigación sobre 300 personas, a las que buscó en diferentes puntos de España. La muestra 90 fue la determinante.

Aunque no coincidía totalmente, permitió localizar en Algete al hermano del presunto asesino. Luego, la investigación fue rodada.