Un juez de Gerona acordó ayer la libertad provisional para el matrimonio estadounidense detenido por la muerte de su hijo de 7 años que los progenitores no han sabido concretar cuándo ocurrió. Les mantiene la acusación de homicidio imprudente. El pasado día 5, víspera de Reyes, los Mossos d'Esquadra encontraron el cadáver del menor en la casa tras ser alertados por la casera, que oyó ruidos extraños cuando fue a cobrar recibos de alquiler atrasados. La imputación contra Bruce y Schrell H., de 39 y 38 años respectivamente, ambos de Detroit, cada vez está "más debilitada", según el fiscal, Enrique Barata. Si los resultados de las pruebas de tóxicos salen limpios y en las investigaciones pendientes no se constata que los padres hubieran comunicado a alguien la defunción, lo que pondría en duda toda su versión, es posible que el caso acabe archivado, según Barata.

Los padres del pequeño Caleb han explicado ante el juez que padecía problemas respiratorios, un asma crónica, y que seguía tratamiento médico por ello. Su abogado, Christian Salvador, y el fiscal sostienen que el matrimonio, cristiano, hace una interpretación concreta de la Biblia, pero que no son fanáticos religiosos, sino que se negaron a "asumir o aceptar la muerte del pequeño". La familia actuó, dicen, como si el pequeño durmiera: "La aceptación no se produjo hasta el día 5, cuando la Policía entró en el piso, ya que hasta entonces creían que podía despertar".

Sin embargo, el fiscal ve incongruencia, ya que el matrimonio declaró que creían que dormía, y el padre reconoció que el día que no despertó le hizo un masaje cardíaco y el boca a boca. Los progenitores no han podido precisar cuándo murió su hijo y sólo han asegurado que el 15 de noviembre, cuando celebraron el aniversario del padre, el niño estaba con vida. Según las primeras pruebas forenses y los informes policiales, el niño habría fallecido unos tres meses atrás, precisamente cuando dejaron de pagar el alquiler y comenzaron a tener comportamientos extraños.