"Yo hubiera hecho lo mismo que hizo la doctora", aseveró ayer Serafín Málaga Guerrero, expresidente de la Asociación Española de Pediatría y pediatra jubilado del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) durante su declaración en el juicio por la muerte de Ana Suárez Fernández, la niña ibiense de 19 meses que falleció el 14 de marzo de 2013 después de atragantarse con un grano de maíz sin que los médicos fuesen capaces de descubrirlo y extraerlo. En el banquillo se sienta la pediatra que atendió a la pequeña en el HUCA, Estíbaliz Valdés, para la que la fiscal pide año y medio de prisión, mientras que la acusación particular la eleva hasta los cuatro años.

El doctor Málaga señaló que "si estuviera en urgencias y me llegara este caso, habría actuado de la misma manera que hizo la doctora". Y es que, en su opinión, se aplicó la máxima de la prudencia y mantener la expectación hasta ver la evolución de la pequeña, una vez que ninguna de las pruebas que se le practicaron, ni siquiera la radiografía, mostró ningún cuerpo extraño.

"Es un caso atípico, excepcional en su evolución e impredecible en su resultado final, porque la clínica no muestra la presencia de ningún cuerpo extraño, cuando lo habitual es que con el paso de las horas se manifieste de alguna manera, como con la aparición de fiebre por infección", añadió el expediatra.

En su opinión, él tampoco hubiera practicado una broncoscopia a la pequeña porque se trata de una técnica "invasora y cruenta", cuya práctica supondría aplicar anestesia general a una lactante incrementando los riesgos.