El magistrado Eduardo González Martín-Montalvo, titular del Juzgado número 1 de Siero, ha dado por concluida la instrucción del caso de la mujer violada en Lugones por su propio hermano, José Antonio M. H., a quien se le imputan el delito de agresión sexual en concurso con otros dos de amenazas y quebrantamiento de condena. El caso se remitirá ahora a la Sección Segunda de la Audiencia Provincial, donde se dirimirá. El Juzgado ha emplazado a las partes -el ministerio público, la acusación particular y la defensa- a presentar sus calificaciones del caso. José Antonio M. H. fue recientemente absuelto de la acusación de haber incendiado dos contenedores en Lugones. El hombre se libró después de que la mujer que le incriminó inicialmente, Ana María García, la presunta homicida de su pareja en Lugones en julio del año pasado, adujese en el juicio que no se acordaba de nada.

Los hechos que juzgará la Audiencia se produjeron el pasado 11 de diciembre. Según la denuncia, el hombre condujo a su hermana a punta de navaja y en medio de graves amenazas de muerte hasta un piso de la calle Luis Braille de Lugones y allí la agredió sexualmente tras obligarla a desnudarse de cintura para arriba y hacer que se sentase en una cama. La llegada a la vivienda del marido y el sobrino de la mujer, hijo del presunto agresor, evitó que el hombre consumase la violación. El acusado, de 57 años, cuenta con numerosos antecedentes por delitos contra el patrimonio y también por atentado a la autoridad. Al parecer, carece de antecedentes por delitos sexuales, y es la primera vez que agredía a la víctima, una avilesina de 45 años, cuyos intereses defiende el letrado Pedro Paulino Sánchez.

El día de los hechos, el acusado llamó al marido de su hermana para que se acercase a Lugones, ya que había encontrado a una persona que tenía mucha chatarra y que podía darles "radios antiguas". La pareja se desplazó entonces desde Avilés hasta la casa de su sobrino, en la Venta del Gallo. Allí estaba el joven junto a su madre. Entonces llegó José Antonio M. H., quien insistió en que tenía que ser su hermana la que le acompañase para recoger la chatarra.

Los dos hermanos se marcharon y empezó a amenazarla con sacar una navaja. A la mujer no le quedó más remedio que acompañarle hasta la vivienda donde se produjeron los hechos ahora enjuiciados.