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Desde la Meseta

El mes de las flores

El cambiante tiempo de mayo y la apariencia de parques y jardines

Ya con la garantía de que estábamos en primavera y pasados los meses de marzo y abril, nos aborda mayo con una explosión de flores en el campo y jardines, sin olvidar la Feria de Sevilla que es fiesta movible.

El cambio climático acaba con la dulce primavera. Y los parques y jardines hoy son ya terrazas de cemento que sólo sirven para pasear y poner nuestros pies encima de adoquines fríos y ásperos que a nada huelen, salvo aquellos excrementos de perros y gatos que sus dueños no limpian, con el riesgo de que los ayuntamientos multen por tal cosa a sus dueños. ¡Que pena que la floresta se nos vaya yendo!

Las tiendas de flores nos atiborraban de maravilloso y variado colorido, incluso con plantas procedentes del extranjero que sus comerciantes saben cuidar durante varios días para que no se marchiten.

De pequeño, años ha, yendo al colegio de monjas allí en Asturias, había costumbre en mayo de llevarle a diario un ramo fresco de flores a la Virgen, que cada uno de nosotros dedicaba con una poesía a la par que depositaba el ramo en un jarrón lleno de agua. ¡Qué tiempos aquellos, que hoy no sé si se repiten!

Cuando esto escribo, estamos en la primera decena de mayo, con un tiempo irregular, con aire desapacible, agua desigual y con una península ibérica donde tan pronto se bañan como se tiene que llevar chubasquero y paraguas abierto.

¡Qué Pena, Señor, que éste sea el mes de las flores! ¡Cuánto echo de menos aquel mes de mayo de mi niñez y juventud!

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