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Maldita primavera

Una época difícil para quien tiene que pedir ayuda psicológica o psiquiátrica

Maldita primavera. Malditos días. Frío, lluvia, calor fuera de tiempo, ánimos alterados, depresiones acrecentadas. Las flores que empiezan a brotar mientras que las almas de muchos de los que nos rodean van agonizando lentamente. En los pacientes psiquiátricos, en los nuestros, la primavera más que acrecentar las ganas de vivir, la devoran. Tiene que ver además de los patrones estacionales que incrementan los trastornos patológicos con el hecho de que este cambio sea primaveral.

Lo lógico sería que el otoño que es precursor del invierno fuera la época más complicada, pero todos los que trabajamos en esto sabemos que no es así. No. La primavera es con mucho la época más difícil para quien tiene que pedir ayuda psicológica o psiquiátrica? esa primavera que para alguien sano mentalmente es una época preciosa, que anuncia la llegada del periodo estival, que hace que la vida brote por cada esquina, a alguien que siente que está en un pozo, esa explosión de vitalidad le hace sentirse aún más encerrado, atrapado en un no vivir mientras los demás disfrutan de los colores, de los olores, de la vida en fin.

Y claro esto hace que nosotros, los que nos dedicamos a preservar en lo posible el equilibrio en los demás, podamos tambalearnos en algún momento. El trabajo al que me dedico y que amo, casi como a mi propia vida, tiene su lado maravilloso pero también una carga emocional que a veces llega a aplastarte, dejándote sin el aire que necesitas para seguir en la lucha, para poder ayudar a alguien a salir de ese pozo. El cansancio puede llegar a bloquearte y es entonces cuando hay que pararse y respirar, analizar si todo esto merece la pena y mirar hacia el interior para saber que necesitas unas vitaminas para el alma, porque la astenia no solo es física, también aparece la astenia emocional, esa que hace que tus ojos no brillen, que cueste sonreír, que cada día se haga eterno porque lo único que quieres es llegar a la noche y descansar.

Porque esa maldita primavera, la que ven con terror tus pacientes, te está pareciendo también a ti, diferente, turbadora y triste. Cuando se está cansado todo se ve desde otro prisma. Lo que antes suponía un reto, y te motivaba, ahora supone un esfuerzo sobrehumano que ya no puedes permitirte. No me gusta lo que está pasando, no me gustan los niños que sufren, porque a veces no puedes evitarlo, ni el desamor de quienes amaban de verdad, ni la soledad de quien necesita compañía, no me gusta, que quieren, que cada primavera el cansancio se apodere de mí, porque ha pasado todo un año y estoy deseando parar, descansar. Algo que hace tiempo que no hago adecuadamente. Porque ellos siempre están ahí, mis pacientes. No puedes parar tu vida porque en cierto modo, paras las de quienes confían en ti. Es entonces cuando tengo que pensar que la primavera pasará, que un día me levantaré nuevamente con las ganas de seguir que tengo siempre y que esto es simple y llanamente que estoy exhausta.

Pero también sé que ellos, todos, me necesitan, que tengo que buscar la forma de recomponerme para que pueda disfrutar de la vida privilegiada que tengo porque si no lo hago, no podré ayudarles y esta maldita primavera se apoderará de mí.

Así que mientras escribo esto ya estoy pensando en abrazarme esta noche a ella, a mi princesa celta, que siempre se duerme en mis brazos, y saber, que aunque solo sea por ella, esta primavera no podrá conmigo ni con quienes se ponen en mis manos. Porque tengo el deber de hacerlo, porque no me rindo, no lo haré nunca, jamás. Luego, quizás más tarde, descansaré. Ahora, ahora... debo seguir luchando.

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