La transformación del pabellón de La Tejerona en el hogar compartido de un centenar de "sin techo" de diferentes concejos de Asturias sitúa a Gijón como un referente regional de la atención a los más vulnerables durante esta dolorosa crisis del coronavirus y supone una respuesta acertada a la llamada de auxilio desesperado que habían lanzado en los últimos días tanto la Cocina Económica como el Albergue Covadonga. Las dos instituciones, motivo de orgullo para la ciudad desde hace décadas, se habían declarado desbordadas no solo por el aumento de usuarios, debido a que muchos huyen ahora de las calles por temor al contagio, sino también por la falta de medios y protocolos para ofrecer sus servicios en una emergencia sanitaria de este tipo. Convertir un polideportivo en una gran habitación para quienes llevan la casa a cuestas es un buen principio. Pero en ningún caso puede ser también el final.
