La cueva de Altamira, conocida como la Capilla Sixtina del Arte Rupestre Paleolítico, es Patrimonio de la Humanidad desde 1985. La cueva de Altamira es la razón de ser del Museo Nacional y Centro de Investigaciones de Altamira, inaugurado en 2001 en un edificio proyectado por el arquitecto Juan Navarro Baldeweg.

La visita a la cueva original está limitada por razones de conservación, por lo que el público puede apreciar el techo de polícromos con absoluta fidelidad visitando la reproducción conocida como Neocueva, donde se muestra la calidad de sus pinturas y grabados, la diversidad de técnicas y estilos y la acumulación de una labor artística fechada en más de veinte mil años de antigüedad.