Oviedo, J. B.

«La Sidrina», el grupo folclórico de Lugones, lleva años de recorrido, desde 1982. Aunque tuvo una refundación en los dos últimos años, en los que puso al día toda su actividad, explicó la portavoz de la agrupación folclórica, quien dejó evidente que las tradiciones también son requeridas en los circuitos de actuaciones. Hasta treinta veces dio vueltas por distintas ciudades españolas este grupo.

«La Sidrina» protagonizó ayer en el teatro Filarmónica el programa inaugural del Concurso y muestra de folclore «Ciudad de Oviedo», que organizan el Ayuntamiento y LA NUEVA ESPAÑA. El certamen, que presenta Esther Fonseca, alcanza su decimonovena edición y ya es una referencia inequívoca de este tipo de concursos de música asturiana.

«La Sidrina» «cuida de su cantera», como advirtió Montse, la voz del grupo, en el escenario. Y así es. Niños de distintas edades compartieron escenario con los adultos y lo hicieron muy bien. «La Sidrina» fue un punto central en la jornada; una matinal que cada año sirve para calentar los motores de la temporada de concurso, momento a partir del cual el público responde con una asistencia muy considerable, como explicó el director Carlos Jeannot. El responsable de la muestra dijo a este periódico que esta temporada hay un elevado número de concursantes y matizó que en tonada -siempre una modalidad central- hay 50 inscritos con algunos regresos ilustres como Jorge Tuya y Laudelina Hortal. De los cincuenta, quince son voces femeninas, puntualizó Jeannot, que añadió que el certamen se centrará este año en las modalidades clásicas: tonada, coros, parejas de baile y gaiteros.

La otra parte de este programa de presentación fueron los vigentes campeones que, como es tradición en las pasadas 18 ediciones, actúan en la despedida y presentación de cada temporada. Así que dejaron su marca Celestino Rozada Tamés, referencia del certamen con tres victorias consecutivas. Empezó con «La carbonera», una de sus piezas maestras. También subió a escena su compañera de modalidad, Marisa Valle Roso, que recibió una placa del Centro Asturiano de Barcelona por su triunfo en esta edición. Se trata de un intercambio habitual entre el concurso ovetense y el Centro de la Ciudad Condal que consiste en la actuación de uno de los campeones en Barcelona.

El gaitero que subió a escena como campeón fue Rubén Alba, que hizo en su primera intervención un popurrí con piezas de diferentes regiones, aunque despidió con el «Floreu de Remis», una pieza a la que siempre dota de velocidad y gran técnica.

Rubén Alba no fue el único gaitero que desfiló, ya que Vicente Prado «El Praviano», que acaba de llegar de dar un curso y actuar en Argentina, también se subió al escenario. El coro campeón es la «Polifónica Piloñesa», que dirige Patricia Mirian Martínez Iglesias. Y fue el que abrió la sesión, que se completó con la pareja de baile formada por Darío Álvarez y Patricia Pereira acompañados de Eva Palicio y el Praviano.

La organización aprovechó esta primera sesión para dar algunas de las claves del certamen y reflexionar sobre diferentes momentos de la música asturiana. Así, se recogieron opiniones del presidente del jurado, Alfonso Sánchez Peña, uno de los supervivientes de la primera edición de la muestra. Sánchez Peña, que compone una de las piezas que los gaiteros deben interpretar en las distintas fases, valoró lo conseguido estos años. Lo acompañan en su labor los siguientes vocales: Javier Alonso Alonso, Gustavo Eguren Menéndez, Luis Llamedo Nevares, Pedro Rodríguez Cortés, Josefina Argüelles Fernández, José Manuel Ovín de la Vega, Gerardo Orviz Iglesias, Félix Martín Martínez, Francisco Gómez López e Iñaki Sánchez Santianes. El secretario, y quien coordina los programas de cada sesión, es Juan Carlos González.