Es lo último en bebidas nocturnas, lo más chic que se puede pedir y que sólo se sirve en los bares y coctelerías más exclusivas. La ginebra ha dejado de acompañarse de una raja de limón para servirse con pepino. Lo de comerse la hortaliza ya es cosa de gustos. Vamos, que no es obligatorio.

Según los expertos, el ácido del limón reacciona con el carbónico de la tónica y hace que el refresco pierda el gas. Por este motivo debe utilizarse únicamente la cáscara del limón, pero no añadiéndola sin más, sino que debe extraerse su esencia ayudándose con las pinzas del hielo y, si no, utilizar el pepino. Otras cuestiones importantes para disfrutar de esta copa son utilizar un vaso fino y que los cubitos de hielo se hagan a partir de agua mineral para evitar el gusto del cloro.

Según los que han probado este combinado, la rodajita de pepino da un gusto especial a la copa y, además, es original. Eso sí, el alcohol sigue siendo el mismo, así que, cuidado con este primo hermano del dry martini, que tiene fama de resacoso y cabezón.