Avilés, Vanessa PARAPAR

Desde que el 4 de julio de hace cuatro años se inaugurara el paseo de la ría de Avilés, numerosos avilesinos han hecho de este itinerario el punto de referencia para el ocio de la ciudad. Es el caso de Maite Jaén, que ayer paseaba con sus hijos y varias amigas. «Vengo a caminar a menudo, y cuando no hay día de playa traigo a mis hijos para que ellos disfruten del entorno y hagan un poco de ejercicio», afirmó la mujer.

Tras largos meses de restauración de un espacio que llevaba décadas soportando contaminación y maleza, el paseo avilesino recuperó su encanto: «Desde que terminaron las obras el paseo se ha convertido en el escaparate de la ciudad, y muestra a vecinos y turistas una parte de Avilés que estuvo escondida años», explicó María García mientras paseaba con su marido, José Luis López. Éste, a su vez, considera que la zona es encantadora y tiene bastantes prestaciones para el ocio y el deporte: «Está todo completo, desde que se hizo el cambio Avilés ha mejorado una barbaridad», señaló López.

Carmen Jaén considera que la restauración del paseo de la ría les ha dado vida a la ciudad y a sus habitantes, ya que se ha convertido en un punto de encuentro para decenas de avilesinos. En efecto, son muchos los que día tras día recorren los pantalanes del puerto deportivo hasta llegar a la monumental escultura «Avilés», de Benjamín Menéndez, para desembocar en la rula. Éste es el tramo marítimo del paseo de la ría de Avilés que, según Rosa García, se verá realzado con la construcción de la Isla de la Innovación, en la margen derecha. «Cuando finalicen las obras del Niemeyer esto será aún mejor», señaló la avilesina.

Más allá, partiendo desde el puerto deportivo hasta Llaranes, se encuentra el tramo fluvial del itinerario que los vecinos de ese barrio consideran beneficioso, ya que antes de que se hiciera esa parte del paseo solamente se podían acercar a Avilés en coche o en autobús, y ahora, con la creación de este espacio, pueden llegar a la villa caminando. «Desde que inauguraron esta zona vengo a hacer trámites a Avilés y de paso hago un poco de ejercicio», indicó Juan Álvarez, vecino de Llaranes.

Decenas de personas caminaban a media tarde de ayer por el lado izquierdo del paseo. «Venimos a hacer deporte y a disfrutar del paisaje, para nosotros es una rutina diaria», apuntaron un grupo de personas a la par que caminaban con paso firme por la zona.

Xuaco Álvarez, patrón de la embarcación «L'Aguaxe», resaltó que a la par que se remodeló el paseo de la ría se modernizaron las instalaciones del antiguo puerto deportivo para hacerlo más accesible a sus usuarios. «Desde que hicieron más atractivo el entorno de la ría de Avilés la gente que diariamente camina por el paseo se queda parada mirando los barcos que atracan en el puerto, es un incentivo más para hablar y aprender sobre la cultura del mar», recalcó Álvarez mientras se disponía a echar gasolina a su barco. A pesar de que el paisaje industrial que viste la ría desentona bastante con los nuevos aires del paseo, los usos deportivos le dan vida al nuevo escaparate de Avilés, señaló Álvarez.

El dueño de la «L'Aguaxe» se mostró satisfecho por todo el trabajo que se hizo durante meses en el paseo de la ría, porque no sólo ha aportado beneficios a la ciudad, sino también a decenas de personas que han hecho de la remodelada ría de Avilés una rutina diferente para su vida diaria.

Los casi 3.000 metros de longitud que tiene el paseo de la ría de Avilés se han convertido en punto de encuentro de numerosos avilesinos y visitantes que acuden al nuevo itinerario para realizar sus ejercicios diarios, o simplemente para disfrutar del paisaje en sus días de descanso. Ciclistas, atletas, patinadores y caminantes hacen suya esta nueva fachada fluvial de la ciudad para desarrollar diferentes entrenamientos y actividades, pero no sólo asisten deportistas, a lo largo de toda la zona se pueden encontrar a personas que caminan con sus hijos, viejas amigas que dan una vuelta mientras se ponen al día, jóvenes grupos de amigos que juegan, o tranquilos lectores que contemplan el mar cuando interrumpen su la lectura sentados en un banco.

Para numerosos viandantes es un lugar en el que practicar deporte o simplemente disfrutar del entorno