Kishinau y Monrovia no tienen nada en común, lo mismo que Ámsterdam y Lusaka, Madrid y Pittsburgh o Barcelona y Johannesburgo. Hay, sin embargo, una luna para todas en esta crónica viajera, llena de hondas reflexiones, del periodista argentino Martín Caparrós, enviado de Naciones Unidas al desastre. Migraciones, destierro y el abismo que separa a los llamados Primer y Tercer mundos en esta nueva versión muy bien escrita del salto de la rana.

«Una luna», Anagrama, 16 euros