Gijón, Elías GALLEGO

La mar se convirtió ayer en una alternativa de lujo para disfrutar del Festival Aéreo de Gijón. Aquellos afortunados que disponían de lanchas, veleros y yates se echaron a la mar para vivir la exhibición alejados de la marabunta.

Decenas de embarcaciones coparon el horizonte marítimo de la playa de San Lorenzo. La atención de varios espectadores se desvió por momentos hacia los veleros de una regata que se disputaba al mismo tiempo en la bahía gijonesa y que también aportó gran colorido y vistosidad al paisaje. Algunos optaron por darse un chapuzón para sofocar el calor y contemplar la demostración desde dentro del agua. La mar estaba en calma y el viento que soplaba apenas llegaba a los cuatro nudos. Desde el barco de la Federación Asturiana de Vela, los cámaras de televisión hicieron grandes esfuerzos por mantener el equilibrio y poder grabar así las mejores tomas del festival, también entre las olas.