«Desde el día siguiente de la riada no descansamos», explica Alberto García, uno de los empresarios de las canoas del Sella. Sus propios trabajadores han colaborado todos los días en los trabajos de limpieza del cauce, del que se han retirado toneladas de madera, escombros, basuras e incluso animales muertos. Ayer mismo, «16 chavales de 16 empresas» recorrían el río junto a los operarios de la empresa Tragsa quitando troncos y árboles aún atravesados en mitad de la corriente, sobre todo del tramo desde Arriondas a Toraño. Según García, apenas quedan un par de puntos «conflictivos» que los operarios de Confederación Hidrográfica del Cantábrico deben solucionar a lo largo del día de hoy. «Si se solventa todo tal cual está previsto, el sábado empezaremos a bajar de nuevo desde Arriondas», asegura confiado y esperanzado.