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Gijón

Manos unidas para despedirse de la Semana Grande

Unos, desde la arena de la playa de San Lorenzo, y otros, desde el pavimento de su paseo marítimo, pero todos juntos bailando la danza prima con las manos entrelazadas

Manos unidas para despedirse de la Semana GrandeMarcos León

La danza prima, en teoría, se baila en semicírculo para que los emigrantes de la tierra completen simbólicamente la circunferencia fuera de la región. La verdad es que ayer ese semicírculo foráneo estaba incompleto, ya que fueron muchos los emigrantes que, de regreso a la ciudad de sus amores en vacaciones, vivieron in situ esta tradición y alargaron el semicírculo kilométrico del muro de San Lorenzo. Ellos, que valoran de forma especial las costumbres tradicionales, disfrutaron de su particular colofón de la Semana Grande. Primero con el tradicional baile y después con el restallón. San Lorenzo hervía por la mañana tanto por el sol, que se dignó a aparecer para despedir la «Semanona», como por el bullicio que se concentró a lo largo del paseo.

María José Medina vive en Dublín y cuando puede vuelve a su Gijón natal para pasar unos días. Este año es la primera vez que participa en la danza prima. No le salen frases completas para calificar lo que está viendo: una hilera kilométrica de gente unida por el dedo meñique en pleno fervor festivo. De su boca tan sólo salen una retahíla de calificativos: «fabuloso», «estupendo», «muy bueno». «Todo Gijón está unido», asegura Medina, que enlaza su mano con la de su madre, Carmen Domínguez. «Pero ella no viene a ver la ciudad, viene a verme a mí», bromea la progenitora. No muy lejos de ellas, continuando el semicírculo, se encuentra en pleno vaivén Laura Coto. Ella reside en Alicante, pero también es de Gijón. «Siempre que estoy aquí vengo a la danza. Como soy gijonesa, lo siento mucho», señala.

Joaquín Rozada y María José Fajardón son un matrimonio que, aunque no son emigrantes, vivieron una semana especial de fiestas. Fuegos artificiales, danza prima, restallón... Todo es poco para celebrar sus 50 años de casados. Por eso, estos dos pescadores se van a ir de viaje a Islandia a la caza del salmón. Ayer ella bailaba descalza sobre la arena, como cada año, la danza prima. Joaquín, sin embargo, no se animó. «Voy de zapatos. Si tuviese playeros y ropa deportiva bailaría», explica Rozada, que aguarda con el bolso de su mujer bajo el brazo y cuidando sus sandalias. «Es maravilloso todo lo que sea conservar una tradición para Asturias, que somos emigrantes por naturaleza», señala para luego recordar que «por eso tenemos que tratar bien a los inmigrantes que vengan aquí».

Pero en la danza prima también hubo espacio para la reivindicación vecinal. Ataviados con camisetas con el lema «Salvemos El Muselín, PGO no», varios residentes del barrio gijonés aprovecharon la cita para protestar por la decisión urbanística que plantea la desaparición de El Muselín y su conversión en zona verde. Para la ocasión, desplegaron una pancarta en la que se podía leer: « El Muselín no baila al son del Ayuntamiento».

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