Oviedo, Sergio GRANDA

«Apfelwein». O lo que es lo mismo, sidra, pero en alemán. Aunque el nombre es bien distinto, su sabor traspasa fronteras. En el país germano la bebida estrella de los asturianos es más clara y su gusto más «avinagrado». No se escancia, se echa en jarra, e incluso hay quien la mezcla con otras bebidas. Pero al igual que en el Principado, allí la sidra es sinónimo de celebración.

Los lazos entre Asturias y Alemania se estrechan gracias a la popularidad que la sidra tiene en el Estado Federado de Hesse, y prueba de ello es el festival dedicado a esta bebida que hasta el domingo tiene lugar en la localidad de Fráncfort del Meno. La primera edición del Apfelweinfestival pone durante estos días unos 30 puestos en los que se pueden saborear las distintas variedades, todo ello amenizado con el folclore propio de la zona.

«Aunque durante bastantes años la cultura de la sidra se había perdido de forma notoria en Hesse, la generación de los que ahora tienen en torno a los 40 años está volviendo a recuperarla de forma muy exitosa». Así explica la alemana de origen asturiano Desiree Piniella el creciente auge de la sidra en Fráncfort del Meno. Piniella también subraya «el cada vez mayor interés por esta cultura a través de festivales y eventos». A pesar de que tiene que competir con la «todopoderosa» cerveza alemana, la asturiana señala que en verano la sidra suele ser la consumición más exitosa entre los habitantes de la ciudad centroeuropea.

«Al igual que en Asturias, muchos de los frankforteses creen que la sidra sólo es típica de su zona». Son palabras de Eduardo Vázquez, experto en sidra y colaborador de la revista «LaSidra», quien confía en el «gran acercamiento entre las dos regiones, gracias a esta bebida». Aunque su vida profesional se encuentra ligada a la filial del banco Santander en Alemania, este ovetense reconoce su pasión sidrera y explica las diferencias y semejanzas entre la cultura gastronómica asturiana y la de Hesse.

«A diferencia de la sidra francesa o la inglesa, que son dulces, las alemana y asturiana son ácidas», a lo que añade: «Sin embargo, en Hesse se filtra para eliminar lo que en Asturias se conoce como "la madre"». Otro dato importante es que allí no existen sidrerías. «Como no se escancia, no hay locales acondicionados para echar sidra; la puedes encontrar en cualquier establecimiento de hostelería», explica Eduardo Vázquez. También hay quien la mezcla con refrescos, limonadas o agua con gas. Pero esto no está del todo bien visto por los más puristas, que lo consideran como una subversión de la autenticidad del producto: «Incluso hay chapas y más artículos en contra de las posibles mezclas», afirma.

Eduardo Vázquez, residente en Fráncfort y felguerino de nacimiento, también ha participado en dos libros de la autora germana Ingrid Schilck, en los que exporta la gastronomía asturiana al país centroeuropeo. En «Apfelwein 2.0», el asturiano contribuyó en la parte internacional, explicando los aspectos más importantes de la sidra. Su otra colaboración fue en «Hessen Tapas: Die besten Rezepte», en el que Vázquez Coto propone a los lectores alemanes la receta de los escalopines al cabrales.

Oviedo, S. GRANDA

«Tortilla meets äppler». Sólo por el nombre ya se puede intuir que algo de español tiene esta tienda. Su propietaria, Desiree Piniella, vende desde queso cabrales hasta sidra, en pleno Fráncfort. Arroz con leche o queso «afuega'l pitu» son otros de los productos que más éxito tienen en el establecimiento de esta descendiente de asturianos. Aunque reconoce un gran triunfo de los productos del Principado, «el queso cabrales es el producto estrella», como ella misma afirma.

La sidra asturiana también tiene buena acogida entre los germanos. En parte esto se debe al escanciado. Puesto que la sidra de Fráncfort del Meno se sirve en «Bemel», una jarra autóctona, echar esta bebida desde lo alto es lo que más llama la atención de los alemanes. Piniella explica por qué en Alemania no se escancia: «En el proceso de embotellado ya se mete la presión que en Asturias se consigue con el escanciado», asegura. Al pertenecer a ambas culturas, Desiree Piniella destaca los grandes parecidos que muchos productos de Hesse tienen con los españoles.

En cuanto a lo culinario, hace hincapié en la costumbre de picar algo mientras se bebe «un culete». «Al igual que en Asturias, es típico picar a la vez que se bebe sidra, aquí se suele acompañar con "Handkäse", un queso de sabor y olor bastante fuertes» explica. Otro de los ejemplos más notorios es el «ahle wurscht», un salchichón propio de la zona, que se asemeja mucho a la longaniza. «Si lo parto muy fino, la gente no encuentra diferencias con la longaniza española», asegura Piniella.

Los productos asturianos de «Tortilla meets äppler» están enclavados dentro de la iniciativa sierense «Cata Gourmet», cuyo objetivo es la protección del patrimonio gastronómico asturiano evitando que su elaboración se pierda entre las nuevas generaciones.