Porrúa (Llanes),

Emilio G. CEA

A modo de chupinazo, los cohetes y el repicar de campanas al mediodía marcaron el inicio del día más esperado del año en Porrúa: el de los «santucos», San Justo y San Pastor. El «Pueblo ejemplar» de 2004 lució sus mejores galas para acoger una celebración que contó con cientos de visitantes.

La procesión, como es habitual, salió del barrio de A'Guillón. Un enorme ramo con 28 roscos de pan, secundado por el gaitero de Balmori Julián Herrero y por el tamboritero Monchu Cue y un centenar de aldeanas, recorrió las calles de la localidad llanisca.

La procesión, que atravesó el pueblo de punta a punta, fue a parar al barrio de La Concha en busca del segundo de los ramos, que Viviana Romano decoró con panes, hortensias y espadañas. Viviana ofreció el ramu a los «santucos» en agradecimiento por el reciente nacimiento de su hija, Cristina Díaz Romano, quien, con tan sólo 3 meses de edad, vivió su primera gran celebración familiar vestida de aldeana.

En La Concha, los esforzados portadores del ramu y las aldeanas repusieron fuerzas con un aperitivo preparado por la familia Romano. «Llevaba tiempo queriendo ofrecer un ramu y ningún motivo mejor que celebrar el nacimiento de mi hija», afirmaba Viviana Romano mientras se fotografiaba con la pequeña y con su abuela, Maruja Ramos.

Una vez en la iglesia, las aldeanas llevaron a cabo el cántico de los ramos. Seguidamente, se sacaron en procesión las dos imágenes de los santos. La eucaristía oficiada por el párroco Francisco Panizo antecedió a un concurrido festival folclórico, donde se bailaron la jota del Cuera, el xiringüelu de Naves y el pericote, para rematar con una multitudinaria danza prima. La fiesta se cerró por la tarde con la actuación de los mariachis «Estampas de México», una parrillada y una concurrida verbena.