Para empezar, decir que la elevada temperatura del pabellón no impidió el gran calor y la emoción que producen los éxitos de Elton John. Lo siguiente es, que como suele ser habitual, hizo algunos cambios, ya advertidos por este periódico, en el repertorio. Por ejemplo, un par de guiños a los años noventa con la gira "The One" y también a su gloria oscarizada en "El Rey León".

Elton John asoma con su vestuario llamativo (levita brillante y sus gafas azules) y, enseguida, se siente la complicidad con quienes le siguen de siempre o de ahora (por cierto ayer lo acompañaban 5.500 personas, según datos oficiales de la organización) y que ayer fueron a cantar con él su vida y obra al Palacio de La Guía de Gijón.

Enseguida se detecta cierto movimiento corporal en cuanto suenan los temas más celebrados del laureado cantante británico. Evidentemente hay una especie de chispa, de emoción mayor cuando asoman los éxitos que dejaron su sello en cada momento. Y ese sello no es otro que auténticos números uno con piezas como "Daniel", que siempre es recordada como single de aquellos que se disparaban en el sonido de los viejos Jukebox de meter monedas, pero que, a la vez, saltan ahora en las listas de reproducción de MP3, MP4, Spoty y demás. Es decir, cuestión de vigencia y longevidad, que John acompaña además con su estilo llamativo, su voz perenne, casi setentera y sus "pianadas" habituales.

Claro que hasta llegar ahí ya se había enchufado convenientemente el público con gran parte de canciones del primer tramo del concierto, como "Bennie and Jets", con ese sonido tan peculiar que evoca otro tiempo; tiempos de viejo club europeo, o "Levon" por citar algunas perlas.

A Elton John y a su estupenda banda se la va viendo ir subiendo escalones concertinos, siempre hacia arriba. Tanto por el repertorio como por elementos adicionales, que es detalle que el músico británico calcula muy finamente. Sin grandes adornos lumínicos o visuales pero notablemente elegantes consigue un fino acompañamiento. Empezando por las imágenes que van retransmitiendo en vivo los momentos que ocurren en escena (que es lo que hacen ahora las grandes estrellas en todas sus sesiones) y culminando por los "dibujos" de su carrera que se va emitiendo poco a poco en la pantalla.

El motivo de esta gira es la celebración de los 40 años (ya han pasado más desde que comenzó el tour) del disco "Goobye Yellow Brick Road"; y eso quiere decir que Elton John se maneja en unos años suyos muy celebrados por la escena, los setenta, que fue donde creó sus mejores obras. Por eso hay un disfrute muy compacto del público con canciones de empaque y que en directo suenan aún más sólidas que antaño; como ejemplo, la larga versión, con una "intro" muy tratada y extensa, que hace de "Rocket Man".

No digamos cómo se disparan las emociones cuando llega "Your song", que es momento de elogios y emotividades. Y así hasta llegar a la última parte de la fiesta del artista, que es cuando el tono se eleva aún más, hasta rematar en un brillante final.

Pero, por medio de todo ello, va dejando ese poso que dejan, gusten más o menos, sean del palo de unos u otros, las grandes estrellas de esto del mundo del rock. Con su peculiar estilo de cantar, su serenidad llevando el asunto, sus gestos discretos al público... en fin, su manera de conquistar a la gente, a su gente.

Es por eso que todo es una constante subida de tono que va repartiendo entre canciones de distinto ritmo y que, seguramente, la mayoría del público que acudió ayer al Palacio de La Guía ha mantenido en su cabeza durante décadas; que son un agradable ataque de nostalgia para todo quisqui.

Y, claro, si todo ese gran círculo positivo que compone un concierto de Elton John culmina a golpe de rock and roll al modo de los pioneros (o casi) con "Crocodile rock", la fiesta queda completada absolutamente. Antes, tras pronunciar que su vida había sido "un viaje apasionante", tan entusiasmado con el público como el público con él, aún tuvo tiempo para un guiño futbolístico: "God luck en la Liga". La gente sale como con un "chute" de alegría. Son las cosas de los grandes de la escena.