Su labor pasa casi desapercibida, pero es imprescindible. Entre prueba y prueba, y durante la semana que dura el Concurso Internacional de Gijón, los mozos de las cuadras son los encargados de mimar a las estrellas. Baño, masaje, buena alimentación y descanso son las claves para que los caballos están perfectamente preparados para competir. "Son prácticamente igual que personas. Hay que tratarlos y mimarlos mucho para que rindan", señala Anderson Alves, de nacionalidad brasileña, que lleva trabajando durante cinco años para Hípica Porceyo.

Corina, Parsifal y Iron man están a su cargo. "Tengo que cuidarlos, darles tres veces al día de comer, prepararlos, limpiarlos...", describe Alves. Al final el cuidado de los caballos es muy parecido al de las personas, pero como estos ejemplares están destinados a la competición, siempre hay algunos trucos. "Hay que ponerles hielos después de saltar y mimarles las patas y los tendones", indica.

Desayuno, almuerzo y cena, además de una pequeña siesta, son los pasos a seguir. Y en estos días también es importante aislarles del excesivo calor. "Se nota mucho; están más cansados", comenta Alves mientras cuida a Corina, una de las perlas de esta empresa. "Salta muy bien. Hay que darle un tratamiento más especial. Lleva más años en la hípica y ha dado muy buenos resultados. Se confía mucho más en ella, por eso es importante cuidarla bien y que se encuentra cómoda".

De todas las nacionalidades, los mozos de la trastienda de Las Mestas contribuyen, con su minucioso trabajo cada minuto, a que el espectáculo esté asegurado sobre el césped. Allí ayer volvió a disfrutar de lo lindo el público. Dio igual que más de 8.500 personas se congregasen en Poniente para contribuir al récord de escanciado de sidra. El hípico se volvió a abarrotar. Menos que en la jornada del jueves, pero con una reseñable cifra de 7.038 espectadores.

Para el día de hoy el plato fuerte es la disputa de la Copa de Naciones, que disputará su primera rondar a partir de las dos de la tarde.