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Maquetas de la ONCE para una experiencia artística nueva

Las playas se convirtieron a finales del siglo XIX en un fenómeno social. Médicos e higienistas recomendaban entusiastas los baños de olas e insistían en las bondades vitamínicas del aire y el sol. Así que algunos destinos costeros españoles, siguiendo la ola de otros países, se pusieron de moda. Y con el deseo de acercarse al mar y sus arenales, hubo necesidad de dar respuesta adecuada a las necesidades de transporte hasta esos lugares salutíferos y veraniegos. Ahí estaba el ferrocarril. Tras el éxito de los primeros viajes desde Madrid a Alicante, en 1893, otras líneas ferroviarias prestaron iguales servicios hasta Murcia, Granada, Cádiz, San Sebastián, Santander, La Coruña, Bilbao y Gijón. Fueron los balbuceos del turismo. Y hasta hoy.

El Museo del Ferrocarril de Asturias inauguró ayer una sucinta pero muy interesante muestra bajo el título "Trenes de hierro y arena". Documenta esa centenaria relación entre los convoyes ferroviarios y las playas, con especial atención a la gijonesa de San Lorenzo. "Tenemos muchísima documentación, desde fotografías a horarios o postales", explicó ayer el director de la citada instalación, Javier Fernández. Es sólo un anticipo, porque la idea es montar una exposición mucho más ambiciosa con todos esos materiales.

El tren playero que sigue uniendo León con Gijón, por ejemplo, tiene su antecedente en el llamado "tren botijo" que traía hasta el arenal de San Lorenzo a los del "sábanu". En la muestra puede verse un vagón de aquellos convoyes así bautizados por la notoria vasija que colgaba para alivio de los viajeros.

"Hemos querido hacer un pequeño homenaje a aquellos trenes, que eran el medio de transporte para ir hasta las playas", señaló Javier Fernández. Trenes estivales que salían repletos, también, desde Mieres, Langreo y otras estaciones de las Cuencas con destino Gijón. Fue un fenómeno de gran calado popular en los años anteriores a la Guerra Civil y después de la contienda, cuando la economía empezó muy lentamente a recuperarse. Ocurrió durante las décadas de los cuarenta, los cincuenta y los sesenta. Y aún se mantiene, aunque los automóviles hayan restado protagonismo a los trenes playeros.

"La relación del ferrocarril con el mar es de gran importancia", hizo resaltar el director de la mencionada instalación, que aún recuerda sus viajes de niño desde el Mieres natal al arenal de San Lorenzo. La exposición estará en el andén principal del Museo del Ferrocarril hasta el próximo 1 de octubre.

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