"Este deporte es mi vida". Así de claro lo manifiesta el quinceañero del Club de Salvamento Benavente, de Zamora, Javier Huerga, que se alzó con el trofeo en una de las categorías de la V Lifeguard Race, que se celebró en la tarde de ayer en la playa de San Lorenzo. Con su cuerpo como único arma para luchar contra las olas, 80 jóvenes promesas del salvamento se lanzaron al mar para competir en la prueba que organiza desde hace cinco años el Club de Salvamento y Socorrismo de Gijón.

Nadar, remar y correr fueron las tres actividades que tuvieron que afrontar estos jóvenes deportistas, vigilantes de la playa en ciernes, quienes pusieron alma, corazón y muchas tablas en una competición que no dejó solo ganadores, sino también un grupo de jóvenes ilusionados con disfrutar juntos de una jornada como la de ayer. Unos chavales que proceden de diferentes puntos de España y que ven en esta cita un lugar de encuentro idóneo para conocer gente con su misma pasión. Igual pasa con sus familiares, que arrastrados por la marea de sus hijos, se sumergen también en esta experiencia. Hay quien afirma que "las vacaciones están enfocadas a los campeonatos", como Susana Sánchez, madre de Javier Huerga.

Las categorías en las que compitieron fueron cadetes, junior absoluto y juvenil, alternando las pruebas femeninas y las masculinas. De cada una de ellas salió un vencedor. Una competición en la que, por grupos, tuvieron que nadar alrededor de 250 metros una vez sin tabla de salvamento y otra con ella. Las técnicas de salvamento y socorrismo que estos adolescentes absorben diariamente son aquellas que tienen que ver con la máxima de rescatar "que hace que estos deportistas tengan la capacidad de salvar vidas", explica Cristina Natal, responsable del club gijonés organizador del evento. Y no sólo eso. "El salvamento aporta a los niños un alto grado de consciencia, sabiendo cuáles son los sitios en los que no deben meterse; les ayuda a madurar. Es una pena que no sea un deporte muy visibilizado", añade Natal. Argumento que comparte Javier Huerga, quien asevera que "no se puede vivir de este deporte porque en este sector hay mucha desigualdad entre las disciplinas". De hecho, esta competición es la única concentración de tecnificación de jóvenes que se desarrolla en toda Europa y que incluye unos intensos entrenamientos durante tres días. En ese tiempo no sólo se prepara a los chavales para la carrera, sino para también para adquirir la madurez necesaria para intervenir en un rescate.

Por eso, para Natal es un "orgullo que, año tras año, los chicos vuelvan aun sin estar becados, pues demuestra su involucración con el deporte y que realmente disfrutan". Añade que el balance es "muy positivo, a pesar de que el tiempo no ha acompañado mucho". Pero estos jóvenes no se rinden y han sabido lidiar con el oleaje y la marea, con el objetivo de hacer lo que más les gusta y fomentar un modo de vida saludable entre los más pequeños. Al final, unas jornadas de "intenso trabajo" pero que han dejado bonitos detalles, como "la mezcla de todos los niños de los diferentes clubes", explica Natal. Un certamen que exprime lo mejor del mar y de sus jóvenes promesas.