El joven cantante australiano Oskar Proy se sintió ayer en Arriondas un sellero más. Tanto en el palco de autoridades como más tarde en la carroza de "Los Botijos" de Cangas, o mientras esperaba a cantar el "Asturias, patria querida" en el "puentón" de Arriondas, sonreía y saludaba a cuantos se le acercaban para darle un abrazo, estrecharle la mano o hacerse fotos con él. Eso sí, el joven australiano, que saltó a la fama tras interpretar su versión del himno de Asturias en el programa de televisión "The Voice", se sentía abrumado ante tanta gente en una fiesta que, ni por casualidad, había imaginado vivir con tanta emoción y con tanto gentío. "Hasta hace poco estaba nervioso, pero ahora no, me siento bien, me siento emocionado y arropado por la gente", señaló a LA NUEVA ESPAÑA apenas unos minutos antes de su actuación en el epicentro del Descenso.

Y es que para el nieto de Mónica Díaz, la asturiana de Llano de Margolles (Cangas de Onís) que en 1962 emigró a Australia buscando una vida mejor, no había más que buenas palabras y piropos cariñosos por parte de cuantos le reconocían en Arriondas. "¡Oskarín, a ver si nos lo cantas bien, eh!", "¡Oskar, guapu!", "¡Oskar, que soy vecina del pueblo de tu abuela, en Margolles, a ver cuándo vas por allí!", "¡Oskar, que sepas que me hiciste llorar cuando te oí en la tele!", "¡Ánimo, Oskar, seguro que lo vas a hacer muy bien!", "¡Oskar, que vinimos por ti, eh... que lo sepas!" eran algunas de las frases que los asturianos llegados a esta gran fiesta le trasladaban al joven australiano mientras se preparaba para cantar el himno de Asturias.

En varias ocasiones el joven Proy se giró hacia la gente a la petición de posar para una fotos y no dejó de sonreír y de agradecer a los presentes, con una humildad admirable, toda la simpatía y el cariño que le hacían llegar a través de los gestos, pues aunque canta en español varios temas y los comprende perfectamente él no habla castellano. Su padre, Edgard, actúa de intérprete. Éste, como su hijo, también vivió el día de ayer con mucha emoción. Al igual que Oskar, era la primera vez que pisaba la tierra donde nació su madre, Mónica Díaz, quien al otro lado del mundo nunca olvidó su Asturias del alma. De ella hablaba a su hijo Edgard, especialmente sobre la fiesta de las Piraguas, sobre el Sella y sobre el sonido de las gaitas.

Ayer, Oskar Proy pudo entender y "sentir" mejor lo que su abuela, aquejada hace tiempo de demencia senil, les contaba. Fue una mañana llena de emociones y de alegría para este joven australiano que saltó a la fama tras clasificarse en el concurso "The Voice", en Australia, al interpretar en español el himno asturiano, una actuación tan emotiva y sorprendente que hizo que tanto la organización del Descenso como el Ayuntamiento de Cangas de Onís le invitasen a venir a interpretarlo en Les Piragües, como así lo hizo ayer.

A las doce menos cuarto y acompañado de su guitarra, Oskar Proy interpretó ante cientos de personas el "Asturias, patria querida" con una seguridad admirable, una interpretación que fue seguida por los presentes con un silencio sólo roto por los aplausos y los ¡Viva Asturias! al término de los últimos acordes. Tras la lectura del pregón por Mara Santos, el joven Proy se unió también a cantar de nuevo el himno asturiano junto a la cantante de tonada, y también natural de Parres, Ana Eva Casielles, a cuyo fin tuvo lugar la salida de los piragüistas. Un día inolvidable y único para quien, sin duda, ayer se convirtió en el australiano más querido del Sella.