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Colombres, el rincón de Íñigo Noriega

La Feria de Indianos recuerda la figura del mayor benefactor del concejo en su homenaje a México, adonde emigró

Joaquín Armendaiz y María Ramírez E. SAN ROMÁN

Cada rincón de Colombres tiene un poco de Íñigo Noriega Laso. En diciembre se cumplen cien años de su fallecimiento, pero hoy su figura sigue viva en Ribadedeva. Desde ayer, su nombre preside la plaza de la Casa de Piedra (Colombres) como muestra e influencia de su paso por esta tierra que este fin de semana debería estar celebrando su Feria de Indianos, dedicada este año a México, el lugar al que aquel muchacho emigró a los 14 años.

Su bisnieto, Joaquín Armendaiz, y su tataranieta, María Ramírez, en compañía del alcalde, Jesús Bordás, descubrieron la placa que recordará para siempre al mayor benefactor de Colombres. En diciembre, además, se colocará un busto en su honor y hasta entonces serán varios los actos que se organicen para honrar su memoria y lo que su buenhacer significó para un pueblo que le sigue agradecido.

El tiempo lo ha cambiado todo desde que Noriega emigrara en 1886. La manera de enfrentar el futuro poco tiene que ver con la de aquel hombre que lo dejó todo para buscar su suerte allende los mares. Su historia se mezcla ahora con la de su tataranieta. Aunque con matices bien distintos. Ambos dejaron su tierra para labrar su futuro. El primero viajó durante semanas de su Colombres natal para llegar a México. Se fue buscando un mejor porvenir. La segunda llegó a Madrid hace un año desde Chile, donde nació. Lo hizo en apenas diez horas, en avión, para cursar sus estudios universitarios. Ambos fueron emigrantes de una misma familia, aunque sus historias disten tanto, en el tiempo y en el legado. Les une, sin embargo, el arraigo a su tierra.

Noriega fue, a ojos de su tataranieta, "un emigrante ejemplar" que, como recordó Bordás, no limitó su fortuna a una cosecha personal. Dejó entre otras obras la imponente Quinta Guadalupe -hoy Archivo de Indianos-, pero también, como muestra de su altruismo, abrió la Escuela de Comercio en 1908, donde se "estuvo preparando a los jóvenes que partían de Colombres a hacer las Américas". Solo son dos motivos para descubrir la placa en su memoria. Su bisnieto reconocía que el gesto "es bonito" y otorga relieve a "una figura simbólica y de carácter histórico".

Para ellos, para una familia que ha seguido emigrando, es un orgullo contar en su historia generacional con aquel indiano que triunfó en su viaje. Cada año vuelven a su tierra "porque siempre hay un motivo para volver a casa". Este verano será especial, sin duda.

De hecho, este fin de semana en Colombres debería sentirse México a través de su música, sus decorados y su gastronomía. La plaza del Ayuntamiento iba a ser una fiesta en honor a ese país, pero la situación sanitaria lo ha impedido. A cambio, una exposición en la Casa de Piedra recorre el legado mexicano y parte de su historia, y siete establecimientos del municipio ofrecen "El pincho más indiano" para, a través del sabor, poder viajar a esa tierra a la que Íñigo Noriega Laso emigró hace ya dos siglos.

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