BALCONES DEL PARAÍSO

Bufones de Pría: la bravura del mar, espectáculo a la vista y al oído

El ruido del Cantábrico adentrándose por los bufones de Pría sobrecoge y maravilla a partes iguales a todos los que se asoman a las paredes verticales de la costa llanisca

Turistas en el  entorno de los bufones, vistos desde Cuerres. | Ana Paz  Paredes

Turistas en el entorno de los bufones, vistos desde Cuerres. | Ana Paz Paredes / Ana Paz Paredes

Los bufones de Pría, ese fenómeno natural que se produce en Llames de Pría (Llanes), atraen cada día hasta este lugar, y aún más en época vacacional, a un importante número de turistas que quieren descubrirlos y fotografiarlos. Allí la mar se eleva, se verticaliza expulsada con fuerza a través de orificios abiertos en la caliza en el entorno de su acantilado. Algunos de los propios del lugar también llaman bramadoiros. Cuando la mar está en calma, se oye el bramar del agua a punto de ascender por la oquedad, sonido que asusta y sorprende al viajero y, aún más, cuando ve salir, cielo arriba, el agua del mar pulverizada.

La vista de la costa desde los bufones de Pría o a ellos mismos desde el área recreativa de Cuerres fue elegida como uno de los 20 lugares con las mejores vistas en Asturias, entre cien personas consultadas por LA NUEVA ESPAÑA.

La lista la encabeza el mirador de El Fito (Parres), seguido en orden descendente por Cabo Vidío (Cudillero); Asiegu (Cabrales); la Regalina, en Cadavedo (Valdés); Cabo Peñas (Gozón); el Espíritu Santo (Muros de Nalón); los miradores del embalse de Salime (Grandas de Salime/Pesoz); Cabo Busto (Valdés); Brañagallones (Caso); faro de Luarca (Valdés); los meandros del Nora (Las Regueras/Oviedo); Torimbia (Llanes); los Mártires de Valdecuna (Mieres); la ermita del Alba (Quirós); el poblado de A Paicega (Pesoz); el Mirador de la Reina en los Lagos de Covadonga (Cangas de Onís); las vistas desde el Monumento del Sagrado Corazón en el Monte Naranco (Oviedo); y las vistas desde el Ídolo de Peña Tu en Puertas de Vidiago (Llanes).

Arriba, de izquierda a derecha, Marina Arcos Padilla, Tomás Hergueta Ortiz, Nils Obe Anderson Silva y María José Ruiz Valero, de Albacete.  En el centro, turistas observando los bufones. Sobre estas líneas,  Pedro Díaz Abad mirando un bufón. | Ana Paz Paredes

De izquierda a derecha, Marina Arcos Padilla, Tomás Hergueta Ortiz, Nils Obe Anderson Silva y María José Ruiz Valero, de Albacete. / Ana Paz Paredes

Los bufones son un fenómeno natural creado por la erosión del mar y la lluvia sobre la roca caliza, que producen chimeneas que conectan mar y tierra. Cuando el mar se embravece es cuando más impresionan y, sin duda, más peligrosos resultan. Cuando mejor se pueden observar es con marea alta, cuando la mar choca con fuerza contra el acantilado y sube por el estrecho canal provocando el sonido del bufido anunciando que de un momento a otro saldrá un chorro de agua pulverizada que, en determinadas ocasiones, puede alcanzar los 20 metros de altura.

Esta zona cuenta con diversas oquedades con lo que hay que ir con mucho cuidado y atención para evitar accidentes, llevando a los niños de la mano. En la zona de los acantilados hay mucha piedra, con la que es fácil dar un traspié. El consejo es observarlos a una distancia prudencial y no asomarse nunca a los mismos pues, en un momento de salida del agua con mucha fuerza, puede hacer caer a la persona sobre la piedra que le rodea o, por contra, succionarla al interior del bufón. Y es que, si se quiere pasar un buen día disfrutando de la Naturaleza de Asturias, la prudencia es algo que nunca sobra.

La bravura del mar, espectáculo a la vista y al oído

Turistas observando los bufones. / Ana Paz Paredes

Así lo entiende, por ejemplo, Pedro Díaz Abad, de Madrid que junto a su familia ya ha estado en tres ocasiones en Asturias pero, en esta ocasión, era la primera vez que se acercaba hasta los bufones. "Me habían hablado de ellos mi hijo y mi nuera y nos acercamos a verlos. La verdad, no me lo esperaba, sobre todo con ese sonido que hacen. Me llama mucho la atención", señala este viajero que, aunque esto le gustó, destaca sobre todo "los lagos de Covadonga, allí con todo el ganao suelto pastando. Es espectacular. Es que yo, de niño, fui pastor en Andalucía, de donde soy aunque hace muchos años que vivo en Madrid".

Cuatro viajeros de Albacete se mostraban también encantados recorriendo la zona de los bufones de Pría y tomando fotos aquí y allá. Se trata de Marina Arcos Padilla, Tomás Hergueta Ortiz, Nils Obe Anderson Silva y María José Ruíz Valero. Estos dos últimos ya eran conocedores de Asturias, habiendo visitado ya cuatro de los ocho parques naturales con los que cuenta el Principado.

La bravura del mar, espectáculo a la vista y al oído

Pedro Díaz Abad mirando un bufón. / Ana Paz Paredes

"Estamos encantados con el tiempo, es genial estar aquí a 22 grados, y con este paisaje es un lujo", explicó Nils. Marina y Tomás se estrenaban como turistas en Asturias, y estaban sorprendidos "con el verde del paisaje e, igualmente con la temperatura.

En cuanto a los bufones Marina fue muy expresiva. "Me parece un fenómeno extraordinario, a mi me ha impresionado escuchar ese sonido, esa fuerza de la Naturaleza que nos diciendo mira, estoy aquí. La verdad que escucharlos, al principio, cuando ves ese agujero, asusta un poco eh?", dice sonriendo.

Una buena vista de cómo la mar choca contra el acantilado es desde el área recreativa de Cuerres (Ribadesella).

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Cómo llegar

Desde la A-8 hay que coger la salida hacia Pría y Nueva. Se sigue hasta Pría y, tras girar a la izquierda, siempre en la vía principal, se atraviesa Garaña y se llega a Llames de Pría. Antes de acceder al pueblo hay dos aparcamientos. También se puede ir desde Belmonte, en Llanes, y luego coger la comarcal AS-263.

No perderse

 Existen otros bufones en la zona que se pueden visitar. Tal es el caso del de Santiuste, el mayor de la costa oriental, y también los de Arenillas, a dos kilómetros andando desde Puertas de Vidiago. Muy guapa también es la playa de Guadamía, donde río y mar se encuentran, en el entorno de los bufones de Pría, en Llames. 

Qué dicen

Los amantes de las rutas con encanto recomiendan una muy guapa, sencilla y amable, la Senda de Samuel, que es circular. De unos 3,5 kilómetros, se atraviesa bosque, camperas, se descubren vario molinos y tres puentes medievales. Precioso cuando el río llega a la playa. Finaliza en la plaza del pueblo de Llames.

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