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Tragos personales

Hemingway y el papá doble

Hemingway y el papá doble

El papá doble o papa's special lo inventó Hemingway tras convencerse a sí mismo de que debía evitar el azúcar y suplirlo con licor maraschino por causa de una diabetes que no padecía. El escritor pasaba los días en el mítico Floridita, de La Habana, llevando siempre consigo un termo de un litro para poder después transportar a casa lo que no trasegaba en la barra. Cuentan que una vez, acodado en su rincón, se bebió quince de sus especiales, entre las diez de la mañana y las siete de la tarde, y se fue a escribir tan fresco, como si nada hubiera ocurrido hasta entonces. Cuando le preguntaron cuál era el secreto para mantenerse sobrio, respondió ufano: «Beber de pie».

La vez que estuve en el Floridita, bebiendo de pie al lado del bronce del escritor, apenas tuve la paciencia que hay que tener para oírle contar la historia del Daiquirí Hemingway a un viejo y somnoliento barman cubano de los que al parecer había tratado a tan ilustre cliente. El caso es que el autor de Por quién doblan las campanas se empeñó en mejorar el popular cóctel y lo consiguió, aunque, eso sí, sin dejar de ingerir azúcar, ya que el azúcar también existe en la receta del maraschino.

Para apuntarse al cóctel favorito de Hem, ponga en una coctelera dos medidas de ron blanco, una de zumo de lima y otra de pomelo, y media más del dichoso licor. Agite, sirva y beba, acompañado de un twist de lima.

Lo del twist lo habrán oído más de una vez en las películas americanas. Consiste en cortar un poco de la corteza y exprimirla al revés, es decir, por la parte verde, de manera que los aromas esenciales de la fruta queden flotando en el cóctel y le otorguen el típico sabor ácido dulce, en los casos de la lima o de la naranja, y simplemente ácido si se trata de un limón.

El ron que utilizaba Hemingway para su especiales era el blanco de Bacardi o Bacardí, con cuyas botellas dirigía las coordenadas de su barco El Pilar en los días de pesca, es decir los que no pasaba acodado en la barra del Floridita. «Una de Bacardí al este», decía. Tanto el Bacardí de 8 años como el Havana Club de 7 se prestan al daiquiri o daiquirí. Si se presenta la oportunidad de un reserva añejo tampoco hay que despreciarla.

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